En estos recintos puedes probar las mejores cervezas hechas en la CDMX y el mundo. Conoce los estilos de cerveza artesanal y los 10 mejores lugares para tomar cerveza artesanal. Aprende más sobre la cerveza artesanal.
Publicidad
Dónde tomar cerveza artesanal en la CDMX
Con bombos y tarolas llega desde Querétaro la cheve más trendy a la CDMX. A pesar de tener un tamaño petit, este local saca el mayor provecho a cada centímetro, con un área donde se exhibe el catálogo de cervezas, otra para mostrar la charcutería a la venta, una barra para degustarlas y un par de mesitas afuera.
Con tan poco tiempo de haber abierto ya tiene clientela; las mañanas llegan a comprar para llevar y en las tardes poco a poco se llena de gente dentro y fuera de él. Una de las cosas más necesarias para entrarle a la chela artesanal es, además de una amplia propuesta, un gran servicio, donde resuelvan tus dudas y te aconsejen a partir de cosas que te agradan. Este lugar lo tiene (agradecimientos a todo el team).
También lee: Hotel Hércules
Empezamos con la República, una Czech Pilsner, color dorado, de sabor suave, floral y amargor moderado, con una graduación de 4.6%. Seguimos con la Súper Lupe (nuestra favorita), una India Pale Ale, con notas cítricas, florales, y graduación de 7%, más compleja, aunque para ser una IPA, era ligera, pero de buena consistencia. Para cerrar con un “postrecito”, pedimos la Spinning Jenny, una English Pale Ale un poquito más turbia, que se logra sentir cremosa, con notas a pan y caramelo que le dan un toque dulce, sin empalagar.
Además cuentan con diversidad de salchichas estilo alemán, quesos, mortadelas, hasta pepperoni. Algo un poquito más preparado son las Radiotortas, mini tortas preparadas con pocos ingredientes, pero sobresalien
Las recomendaciones de boca en boca te invitan a visitar Taberna Calacas por primera vez, pero es la experiencia de esa cita la que te convierte en cliente frecuente. Es por eso que hace cinco años, cuando abrió sus puertas, era un oasis para los cerveceros de hueso colorado, y hoy es EL bar artesanal de la Portales y uno de nuestros favoritos de la zona sur de la Ciudad de México.
Hay varias razones por las que, a lo largo de este lustro, la taberna ha construido una sólida y fiel lista de fans. Primero, la amplia variedad de etiquetas que tienen: tanto en las chelas embotelladas o enlatadas que guardan cuidadosamente para mantenerlas a la temperatura adecuada, como las líneas que ofrecen para servirte directamente del barril.
Si bien tienen permanentemente las bebidas de las productoras hermanas —si eres fan de la Stout prueba Bulla Negra (de Sinestesia) o la DIPA 2º año (de La Revoltosa) si prefieres las IPA—, y éstas no tienen desperdicio, procuran mantener versátil su menú en cuanto a estilos y regiones. Encuentras lo mismo cervezas de Hidalgo, Michoacán, Baja California y Yucatán, que importadas de Estados Unidos, Inglaterra y Alemania. Y si no sabes cuál elegir, no te preocupes, que en Taberna Calacas son expertos en guiarte para que encuentres el sabor más afín a tus gustos.
Pero sus chelas no son lo único que ha convertido a Taberna Calacas en un hito de la Portales. Tienen un menú de botanas sencillo e infalible: guacamole con chapulines, acompañado de sus respectiv
Publicidad
Hay un chico nuevo en el barrio que quiere conquistar el corazón cervecero de la Juárez. Su nombre es Simple y recién abrió sus puertas en la calle de Hamburgo, justo a la vuelta de Insurgentes. El local es idea de Andrés Valverde y Miguel Cervantes, dos amigos que se conocieron en la prepa y juntaron su talento para darle vida a esta nueva cervecería artesanal.
Acomódate en una de las mesas de madera o en la barra de concreto y échale un ojo al menú del día. Tienen 13 líneas de cerveza de barril, cinco son de la casa y el resto de otras cervecerías nacionales, en un día normal te puedes encontrar chela de Linda Vista, Cru Cru, Falling Piano, Reforma y hasta Justicia Divina.
Ya con chela en mano, relájate y disfruta la tranquilidad de este tap room. La música está a un volumen que te permite platicar sin necesidad de gritar; la decoración es sencilla, sin pretensiones ni aires de grandeza; el servicio es muy rápido y si tienes suerte, la beer sommelier te puede dar un tour por la fábrica que está detrás de la barra.
En cuestión de comida nos quedan a deber un poquito, solo hay pizza a la leña y empanadas de L'Ermitaño, pero se los perdonamos porque apenas van comenzando.
Ojo, si lo tuyo no es la cerveza, hay una breve carta de vinos, mezcales y ginebra para que disfrutes la noche con tu date o tus amigos. Acá entre nos, te recomiendo pedir un gin tonic, lo sirven con agua quina y Armónico, una marca artesanal (también creada por Andrés Valverde) hecha con alcohol de maíz y 32
¿Cuántas veces hemos escuchado que abre “un nuevo pedacito de Oaxaca en la CDMX”? Muchas, tal vez no demasiadas porque nunca tendremos suficiente #oaxaqueando, pero Reclusa Parda no llegó a la Cuauhtémoc en modo básico: abrió para ser una barra creativa y sumamente respetuosa al mezcal.
La reclusa parda tiene veneno y ocho patas, o sea, es una araña, por eso el nombre hace alusión a la forma del espacio: tipo cueva, ancho y de techos altos estilo bunker, como donde vive el arácnido. Recomendado sentarse en la barra de concreto si solo quieres coctelear y escuchar las salsas de Gilberto Santa Rosa, Frankie Ruiz o Jerry Rivera.
Lo del respeto al mezcal es porque el equipo de Reclusa Parda busca sus mezcales con pequeños productores de Oaxaca, rotándolos y ofreciendo nuevos destilados: desde espadín-cuishe de la afamada maestra mezcalera Berta Vázquez traído de Chichicápam, hasta un 100% espadín madurado por siete años de San Luis Amatitlán, por el maestro mezcalero Osvaldo García García.
Tienen su versión del mezcal mule (pepino y cerveza de jengibre), llamado yegua mezcalera que lleva Lola mezcal artesanal, jugo de limón verde y una simbiótica mezcla de kombucha de jengibre, con extracto de jengibre y fresquísimo jarabe de menta.
El romance en michoacán lleva la bebida típica de este estado, charanda, que con un toque de aperol deja sensaciones amargas equilibradas con el dulzor del maracuyá y la acidez del jugo de toronja. Aguas, que te lo tomas como agua. Entre la selección
Publicidad
Últimamente los boliches nuevos dejaron de lado la onda retro y de ambiente familiar, pasándose más a la vida nocturna, música fuerte y luces y bolas neón. Una de estas nuevas adiciones es Kingpin en Polanco.
La música es sobre todo pop, las pantallas saltan de Maluma a Ariana Grande. El lugar tiene ocho carriles para jugar, así que puede que si vas en hora pico te toque esperar un poco en la terraza. Lo mejor es ir calentando el brazo con unos snacks y bebidas.
La primera advertencia que me dieron es “no hay cocteles”, así que me eché un clavado para ver lo que sí había. Hay una selección muy completa de cervezas artesanales, malteadas de varios sabores como Oreo o chocochips. La que me hizo leer dos veces fue la malteada de vainilla con whisky así que la pedí, el sabor fue muy parecido al Bailey’s.
La comida tiene varias especialidades que podrían hacer de Kingpin un gran diner, como seis variedades de papas a la francesa, cinco de mac & cheese y seis hamburguesas. A falta de cocteles improvisé con un smoothie de mandarina (también hay de jamaica o mancho chamoy) y le agregué un shot de ginebra.
Después de unos 30 minutos nos asignaran el carril y el mal del puerco ya pesaba. No importa lo que les digan mis amigos, eso fue lo que hizo que perdiera en el boliche. En Kingpin hay que equilibrar entre la comedera, la bebedera y el juego.
Jazzatlán Capital lleva más de 10 años en México. El espacio bohemio nació en Cholula, Puebla, para que cualquier visitante deleitara el gusto y oído. A finales de 2018 se extendieron más allá de las tierras poblanas y el proyecto fundado por Rodrigo Moctezuma aterrizó en la Roma. Con restaurante y tap room, ya tienes un nuevo lugar para escuchar jazz en la CDMX.
En el lugar se toma chela artesanal y se ofrecen principalmente antojitos mexicanos, pero lo más importante es el jazz. La cartelera cambia cada mes. En el segundo nivel de esta casona se encuentra el pequeño escenario para escuchar bandas en vivo, como Champetos del Jujú, con música africana y caribeña con ritmos de jazz, y JAB/Jenny Beaujean.
Si el antojo poblano acecha antes de las horas fiesteras, hay menú completo con sándwiches a la parrilla, hamburguesas y tacos, como el de quintoniles y tlalitos: esos crujientes trozos de chicharrón que agarran sabor del picante rico.
Para beber, el espadín de la casa es la compañía ideal; si puedes, tómalo derecho. De la selección de cocteles, probé el ella fitzgerald por el simple antojo del gin (aunque como consejo: dedícale las noches de jazz al mezcal). El coctel lleva guanábana, limón, jarabe y aroma de cardamomo y albahaca; fresco y de presentación coqueta, grande de tamaño y cumplidor para relajarse.
Espera a que caiga la noche para adentrarte en el universo jazzero. Yo llegué a las 11pm de un viernes y la energía se desvaneció poco tiempo despúes (¿mala suerte?)
Publicidad
A seis años del primer Hop The Beer en la CDMX, las cosas han cambiado bastante. Hemos entrenado nuestros paladares para apreciar una cerveza artesanal y poder encontrar sus notas así como un café o un vino. El cuarto Hop The Beer abrió sus puertas hace 6 meses y a pesar de estar en una de las zonas Godín por excelencia, Polanco, ha ganado el respeto de quienes tomamos chela artesanal.
La novedad de este bar es consultar sus opciones de cerveza en internet con detalles como el precio, estilo, cervecera, lugar de origen, porcentaje de alcohol y cuánto les queda en el barril, así no te das la vuelta en vano.
En cuanto a la comida, cumple los requisitos de un bar y no pasa de ahí. Tienen cacahuates, veggie sticks, nachos o papas gajo. Si quieres algo más fuerte, pide una pizza puede ser por rebanada o completa. Yo pedí un horodogo –hot dog- de salchicha jumbo de ternera y cuando dicen jumbo no mienten, es casi imposible moderlo sin acabar todo sucio. Le agregaron queso, pero termine quitándolo porque su sabor no aportaba nada al hot dog porque era queso amarillo y súper comercial.
Hop The Beer cumple con el propósito de enseñarte de cervezas artesanales y poder degustar diferentes hasta encontrar la que más te guste. Ten paciencia con el servicio porque, aunque es un poco lento, las cervezas valen la pena.
Encontramos pruebas de que el precopeo es sagrado: Yeccan Cervecería, un rincón cervecero que abrió en la Roma. Para distinguirla del resto podríamos empezar con sus 31 líneas de cerveza o su carta de alimentos creada por Fernando Martínez, chef de Yuban (restaurante querido de comida oaxaqueña). Lo considero un merecido empate.
Dirígete a la barra al llegar y fíjate el enorme pizarrón que indica las cervezas del día. No importa si eres primerizo en el arte de la chela artesanal, en la pizarra encontrarás el nombre de la casa, estilo, nivel de alcohol y precio de cada una. Si tienes dudas acércate a cualquier mesero y pídele algún estilo de acuerdo a tus gustos.
Lo del precopeo lo decimos porque Yeccan es un lugar perfecto para disfrutar un par de chelas por la tarde o saliendo del trabajo en lo que decides a dónde ir de fiesta. El ambiente relajado se fortalce con decoración minimalista y paredes en toda la gama de grises.
Olvídate de las alitas y papas gajo que encuentras en todos lados, aquí se toman la comida en serio. Puedes empezar con los calamares al sartén o ensalada de queso ricotta, hortalizas y semilla de girasol (combinación ganadora). Las croquetas de cangrejo se llevan muy bien con un estilo saison, o vete directo al postre: mille crepe de chocolate y acompañada con una porter o una stout.
Para terminar de ganarse nuestro corazón, los lunes hay pintas nacionales a $50 pesos y los miércoles y jueves hay un tentador after work con chelas al 2x1.
Publicidad
¿Se imaginan un piano colgado en medio de una fábrica de chela artesanal? Pues por más raro que suene, eso y más es Falling Piano Brewing Co., un lugar que fabrica sus propias cervezas artesanales inspirado en los clásicos Tap Rooms, concepto gringo que se refiere a un espacio donde se produce y sirve chela artesanal.
La experiencia en Falling Piano Brewing Co. comienza desde que entras, ya que de primera impresión parece que solo es la fábrica y que también venden uno que otro souvenir relacionado con cerveza. Al fondo están las escaleras que te llevan al letrero neón “Chela de la CDMX” así como el piano colgante; acércate al mostrador para que te expliquen las diferentes variedades de cerveza que puedes probar.
Destacan una mexican pumpkin (notas sabor a calabaza de castilla y ligeramente acida), coco bongo (porter no tan amarga como la Stout pero con suficiente cuerpo para el añadido de coco y cremosa al retrogusto), tu perro está ladrando (IPA clara amarga, refrescante y muy aromática).
Conforme avanza la travesía de sabores, descubrimos de las más originales: almost a band (es una sour con acento de nopal y sal, pero sin lo baboso del nopal), entre piso (cerveza ácida con acentos sabor Jamaica y trigo, baja en alcohol), y mudanzas archundia (una mexican lager, de sabor acerealado y refrescante), muchas opciones ¿cierto?
Si no se consideran expertos en cerveza artesanal y no están muy seguros de cuál elegir, nuestra recomendación es pedir un taster de $100, el cual les in
Lo primero que pensé al llegar a Júpiter fue en cómo se diferenciaría este lugar de la enorme —y creciente— oferta de bares especializados en cerveza artesanal que tenemos en la ciudad. La respuesta la encontré en su extensa carta de cervezas nacionales e importadas y en la actitud con la que te reciben.
Júpiter llegó al centro de Coyoacán como una alternativa para quienes gustan de la chela artesanal y quieren alejarse de los lugares comunes (llámese cantinas con filas interminables) que abundan en esta zona.
La carta muestra alrededor de 50 etiquetas de cervecerías de México (un aplauso por incluir a Fauna, Buscapleitos y Wendlandt) y seis líneas de barril que cambian de acuerdo a la temporada. No te apures si no sabes qué estilo pedir, el personal no te juzga si no sabes qué es una porter o una NEIPA, al contrario, resulta mucho más interesante si dejas que te expliquen con detalle cada estilo que maneja Júpiter.
Ahora que, si la chela no es lo tuyo, échale ojo a la carta de cócteles, hay un par de tragos que bien vale la pena probar, como el supersónico: mezcal, ancho reyes, jugo de tamarindo y piña; y el venus: ginebra, jarabe de betabel, toronja y guayaba.
El menú de antojitos mexicanos es uno de sus mayores aciertos. Tómate tu tiempo para decidir qué entrada quieres. Hay birria de marlín, barbacoa de portobello, sopes de sudadero con gusanos de maguey y hasta queso fundido con camarones. Si quieres algo más tradicional, pide algunos de sus famosos tacos con tortilla
También te puede gustar
También te puede gustar
Discover Time Out original video
Publicidad