No cabe duda que nos encanta mexicanizar lo extranjero. Muy probablemente en un auténtico irish pub quien te asigna la mesa no sea un hombre de más de 1.80 con walkie talkie, pero en este bar de portón rojo es lo primero con lo que te topas. La iluminación tenue contrasta con la cargada decoración de las paredes. Hay de todo: desde un mapa y playeras deportivas, hasta fotos de hombres que sólo los conocen en su casa.
Para reafirmar la inspiración del bar, en repetidas ocasiones ponen melodías celtas que rompen con el mood oldie del pop en inglés que escuchabas. Algunas noches a la semana, el dj (que sólo pone su iPod en shuffle) descansa y bandas en vivo tocan covers de rock y pop internacional.
Cerveza, whiskey, cognac, vino… hasta mezcal (¿pues no que era un irish pub?) encuentras para beber, y aunque difícilmente alguien quiera comerse una sopa para enfiestar, aquí la puedes pedir.