Es lo más cercano a un loft neoyorquino pero del Bronx: con ambiente clandestino, bandas en vivo, buenas melenas, cortinas negras, sudor, gente amontonada, alcohol barato y luces rojas. No es un lugar “para pasar el rato”, al Caradura va uno a reventarse con todo, después de todo el rock se vive al extremo, ¿no?
Sus mejores días son miércoles y sábados, te recomendaríamos checar la cartelera, pero la verdad es que perdería la esencia, mejor lánzate espontáneamente y adéntrate a conocer nuevas propuestas musicales. La oferta musical es variada, por su pequeño escenario han pasado bandas como Phantogram de Estados Unidos, Denver de Chile, El Columpio Asesino de España y muchas agrupaciones nacionales. El único inconveniente es que el audio suele ser deficiente.
Encontrarás todo tipo de gente con un rango de edad entre 20 a 35 años. De bebidas, lo principal son las chelas y el mezcal, ahora que si te pones más exigente, pide que te preparen el mezcal con arándano. Ah, y no te extrañes si de pronto ves a la banda que tocó conviviendo a tu lado, suele ocurrir muy a menudo. Antes de ir, asegúrate de llevar tu identificación oficial (forzosamente IFE o pasaporte), ya que si no cargas con ella, aunque tengas cara de baquetón treintañero, será imposible que te permitan el acceso.