Al tratarse de uno de los establecimientos centenarios del Centro Histórico, y al estar ubicado precisamente en una de las primeras calles de la ciudad, esta cantina encierra el encanto particular de los lugares de antaño.
Presume una amplia carta de tequilas, quizás a eso se debe su falta de popularidad entre jóvenes entusiastas del mezcal. Es un espacio agradable, con buena comida y un servicio eficiente. Las especialidades varían de acuerdo al día de la semana. Los miércoles son de pozole, los jueves de paella, los viernes de chamorro y los sábados de mole negro. Aquí se sirve comida mexicana, cocteles clásicos y cervezas heladas. Qué más se puede pedir.