queso y vino francés
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Bares de vino en la Roma

Tinto, blanco, rosa o espumoso. ¿No sabes cuál es tu favorito? Búscalo en alguno de estos bares y disfruta de la travesía en esta colonia de la CDMX

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Sabemos que existe una lista casi infinita de antros y bares en la Roma para que la pases genial. Pero si tienes antojo de algo más tranquilo, lánzate por una buena copa de vino a alguno de los bares de vino en la Ciudad de México. Échale un ojo a este top específico de una de las colonias más multifacéticas de la ciudad.

Antes de visitar estos lugares, toma uno de los cursos de vino y conviértete en un catador para lucirte con tus amigos o con tu ligue. Al poner en práctica tus conocimientos, recuerda desmetir los mitos del vino mientras disfrutas de una copa de esta exquisita bebida. 

Recomendado: Los 20 mejores bares de la CDMX.

Lugares para tomar vino en la Roma

  • Bares de vino
  • Roma
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Llega una nueva propuesta para los que nos gusta tomar leeento y a gusto. Una de mis cosas favoritas en esta vida es conocer barecitos donde precopear, ir por traguitos coquetos después de comer, o cenar en un ambiente festivo sin que sea un antro tumultuoso.  Con la selva como fondo, el personaje principal de este bar es un oso perezoso, un animal al que no le apetece ir al mismo ritmo, baja las revoluciones y disfruta con calma la vida. El lugar cuenta con dos pisos, donde se cuida la luz, las formas y los colores.  Sobre el ambiente, puedo decir que al ser tan reciente su apertura, apenas está empezando a tomar forma, pero el team es sumamente amigable, te mostrarán las diferentes opciones a partir de tus gustos mientras escuchas todo tipo de música, desde pop hasta banda, o las novedades del DJ invitado.  Lo fuerte acá es el vino, con una curaduría que no tendrías en cualquier bar. Espumosos, blancos, rosados, naranjas y claro, tintos. Con etiquetas de España, Argentina, Italia, Alemania y México, las cuales irán cambiando según su stock. También lee: Bares para melómanos en CDMX También hay coctelería clásica, de autor, chelas y tragos derechos. Nos decidimos por su cóctel insignia, el Perezoso, preparado con vino rosado mezclado con guayaba, cordial de fresa con ruibarbo (una planta parecida al apio de tono rosa, dulce) y aperol. Es un trago para paladares que aman lo dulce, se siente la fresa, la guayaba, y aunque tiene un grado alcohólico alto, lo disimula perfectamen
  • Bares de vino
  • Roma
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  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Loup Bar
Loup Bar
Uno de los temas en boga en el mundo del vino son los vinos naturales, que van más allá de las uvas orgánicas, pues se elaboran con procesos artesanales y llegan a la mesa tal como vinieron al mundo; salvajes, sin filtrar, sin sulfitos ni aditivos y con la menor intervención tecnológica posible. Beberlos es aventurarse en una nueva paleta de sabores, ya que de lote a lote es difícil mantener la consistencia, pero cada vez más vinicultores y cocineros se inclinan por ellos. En México, uno de los pioneros fue Jair Téllez (Amaya, Laja), con sus Bichi Wines, y ya hay bares especializados en ellos, como Le Tachinomi Desu y Loup, a cargo del chef Joaquín Cardoso (Hotel Carlota). La carta de bebidas incluye pocas etiquetas, pero hay buenas opciones, como el Coelemu Gordo Blanco, un chileno seco, frutal y con buena acidez (192 pesos por copa) o el refrescante Pipeño rosado (120 por copa), ambos de Louis-Antoine Luyt; además de un par de mezcales, sodas y cervezas. Para comer, el plato de quesos con miel y pan de masa madre es perfecto para compartir y va bien con una Cru Cru Pale Ale o una Colimita Páramo. También tienen un paquete disponible de 1 a 4pm, con sopa del día y a escoger una carne tártara, sándwich de burrata o sándwich banh mi, por 220 pesos. A la carta, sirven ensaladas clásicas como la César —en porción pequeña, pero con mucho tocino y aderezo— o más propositivas, como la de endivias con aderezo de tamarindo y jalapeño, una combinación que suena rara, pero que funciona
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  • Bares de vino
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  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
¿Qué sería de una excelente propuesta gastronómica sin una copa de vino? Sería como ir a la playa y no asolearse, por lo menos así lo sienten algunos gourmands. En el Corredor Tonalá se hicieron la misma pregunta y así surgió Petit, palabra francófona que significa “pequeño” y no quisieron mentir, pues, el local es el más pequeño de la familia y su oferta breve. Eso sí, lo que tiene de pequeño lo tiene de funcional. Al centro encontrarás una isla que funciona de mesa, con sus respectivas sillas, encima cuelgan las copas en un soporte y alrededor están las botellas, esperando a ser elegidas. Entras, observas, eliges, bebes y te vas, así de sencillo es el concepto en Petit.  Da igual si sabes mucho del mundo vitivinícola o no, aquí se han limitado a ofrecer unas doce opciones de vino por copeo, lo cual hace mucho más sencillo el proceso de elección y no te sientes obligado a comprar la botella completa. El inventario de este bar de vinos se pensó fresco y sencillo; desde un ligero espumoso italiano hasta un corpulento tinto con uva garnacha, hay para todas las preferencias gustativas. Recomendaciones: Es de sabios preguntar, así que no te pongas nervioso y acércate a la encargada para que te ayude a elegir una copa. En cuanto a vino blanco, prueba la copa de Flor de Bruma, es un vino con uva chardonnay con todas las cualidades florales y acidez que te limpian el paladar. En tintos, prueba la copa de Caliza, un vino con cepas syrah y petit verdot, es frutal aunque con bastante c
  • Bares de vino
  • Roma
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
El ingeniero Cassius Clay Lamm fue uno de los primeros habitantes de la Roma. Además de construir algunas de sus edificaciones más emblemáticas –como la actual Casa Lamm–, fue corresponsable de su trazo original. Pero el de este bar es otro Cassius: un señor oriundo del barrio que pasó su vida viajando y que, a sus setenta y tantos, regresó a poner un negocio para compartir esas experiencias. Con ese concepto y personalidad apareció este bar al pie de Casa Roma. Aunque no hay letrero en la calle y la puerta –de madera y vidrio– permanece cerrada, uno puede asomarse y de inmediato sentirse bienvenido, como si el viejo Cassius te dijera: “¡Pásale! Estás en tu casa”. La especialidad de la barra es el vino espumoso y los cocteles hechos a partir de esta bebida. Destaca el mexican curious (con sangrita casera, guayaba y jengibre) y el doctor s (con jugo de moras y naranja, amargo de angostura y hierbabuena). Con otros alcoholes, hay que probar el holy moly (mezcal con infusión de habanero, pepino, sal de gusano, hierbabuena y soda), el dirt and blood (ginebra, jugo de toronja, tamarindo y un toque de clavo) o el gin tonic que tú mismo te preparas con la tabla de ingredientes que llega con la bebida (pepino, romero, naranja, albahaca y limón). La fruta con la que los preparan es fresca, y los bartenders son hábiles, platicadores y simpáticos. Sentarse frente a ellos es buena idea. Para comer, hay entrepanes llamados bardots (porque Cassius estaba enamorado de Brigitte, el muy pillo
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Romelia
Romelia
El vino y las tapas se matrimonian en Romelia, un hot spot muy de la Roma que promete ser del gusto de la legión alternativa del tercer piso. El lugar es pequeño y muy íntimo, con paredes de ladrillo y luz ámbar. Ofrecen experiencias diferentes para las noches de martes, con catas de mezcales que incluyen maridaje. El mejor día para ir es el jueves, con dj sets para prender el fin de semana y, de momento, olvidar el día siguiente. Se cuidó la curaduría de vino y la relación precio/calidad es buena. La selección incluye en su mayoría etiquetas chilenas de la región de Colchagua y Maipo, con un mix de caldos españoles y mexicanos del Valle de Guadalupe. La cocina, el contrapunto de la propuesta, se compone de tapas, montados, tartares y tablas de quesos o carnes frías. La tabla compuesta incluye serrano, salame, pepperoni con un poco de brie, queso azul, fuet, uvas y jitomatitos cherry. Recomiendo complementarla con una tapa, ya sean las papas bravas o el tartare de filete de res, que va con alcaparras y pepinillos. El negrito en el arroz sería el vino por copeo. Siendo un lugar cuya oferta se centra en el vino, el servicio debería dar información puntual sobre la etiqueta más allá de “es un Merlot chileno”. Además, falta atención en la conservación del vino que ofrecen por copa, pues el vino que probamos no estaba en óptimas condiciones. Así que si vas en plan romancero o entre amigos, lo que conviene es pedir la botella. En una calle tranquila, Romelia se presta bien para pre
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Todos los días son buenos para pecar, sobre todo aquí porque abren diario. El lugar, hay que decirlo, es para ese tipo de citas en las que quieres apantallar, pero sin asustar por lo formal. La ventaja es que podrás encontrar muy buenas botellas por menos de 500 pesos. Incluso dos por ese precio.  Pergunta por Francisco Vega, sommelier del lugar, y su selección del mes. Para comer, la pizza el pecado es de ley por ser su especidalidad: jamón serrano, higo marinado balsámico, queso mozzarella y de cabra. Todo maridado con un vino Jacqueline. El resultado, una noche redonda.
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  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Hablar de Si Mon exige –ni modo– revelar el secreto de un oasis poco explorado. Es de esos lugares que uno quisiera guardarse para sí mismo, pero cuya buena oferta hace que sea imposible cerrar la boca cuando alguien pregunta "¿sabes dónde puedo comprar un buen vino?". Tienen a tu disposición la mejor selección de mexicanos: Doménico, Entretanto y otras etiquetas provenientes del Valle de Guadalupe que, por cierto, puedes descorchar ahí mismo y acompañar con las maravillas que conforman su barra de crudos: ostiones de erizo, abulón y otras delicias del mar. Pronto tendrán su propio vino, diseñado en colaboración con el enólogo Hugo D' Acosta.
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