En 1953 se aceptó en México el voto femenino y hubo un terremoto. Ese mismo año, también se inauguró un teatro que actualmente es un referente cultural: La Capilla. El espacio fue creado por el poeta Salvador Novo; aunque fueron las actrices Jesusa Rodríguez y Liliana Felipe las que promovieron la remodelación para inaugurar el teatro bar El Hábito, en el mismo espacio, para darle un aire totalmente artístico.
Para el año 2000 apareció el director Boris Schoemman, quien le pidió el teatro a Jesusa para estrenar Los endebles. Hoy, él es el director artístico de este espacio con 60 años de historia, reconocido por Asociación Mexicana de Críticos Teatrales como el mejor foro independiente.
¿Cuál es el reto de La Capilla?
Mantenerlo y que haya nuevos grupos que cuiden de él. Espero que este predio no sea utilizado para construir departamentos caros y que se conserve el teatro. El gobierno debería apoyar con más recursos.
¿Qué han tenido que hacer para que este espacio sobreviva?
Tener una buena programación. Trabajamos en cada obra con mucho profesionalismo.
¿Quién apoya al mantenimiento del teatro?
El primo de Salvador Novo, Salvador López Antuñano, quien es propietario del predio. Él nos ha brindado su apoyo, tanto a Jesusa Rodríguez como a mí, para dirigir este lugar.
¿Cuál es la anécdota más fascinante?
En algunos ensayos hemos sentido "presencias", algunas veces percibimos que alguien nos ve desde el balcón. Además, yo he encontrado naranjas en el escenario, sin razón aparente.
¿Se conserva algún lugar que haya pertenecido a Novo?
Sí, una oficina que se hizo en los cincuenta. Adentro hay un sofá muy grande que fue armado especialmente para el dramaturgo.
¿Qué es lo que más le gusta de La Capilla?
Me gusta sacarle el mayor provecho a un espacio tan pequeño. Tan sólo mide siete metros de profundidad y cinco metros de ancho.
Teatro La Capilla
Madrid 13, Del Carmen.