Si buscas comer un platillo con ingredientes frescos, ligeros y que no te tome mucho tiempo, conoce las loncherías de la Ciudad de México. Visita también los restaurantes de comida veracruzana, los restaurantes de comida mediterránea y los restaurantes de comida griega.
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Loncherías en la CDMX
Dispone de una zona para fumar ¡dentro del museo! La cafetería del Franz Mayer no destaca por su menú –baguetes ya preparadas, aunque comestibles–, pero tiene un par de pasteles (el de chocolate semiamargo está de exposición) y un café que invitan a volver. La mezcla de esas “tortas” y excelente café resulta una alegoría de la exposición de carteles con que inauguró 2013: obras de arte junto a dibujos infantiles.
Arrumacos de sabor y gozo al paladar desfilan por la barra de Bravo, una lonchería coquetísima en preparaciones culinarias en comparación con los tradicionales locales de azulejos que en otro momento abundaban por la cuidad.
Bajo el espíritu de amor por el antojito, Rodrigo Chávez, Luis Serdio y Bernardo Bukantz, hicieron una remasterización de algunas de sus joyas de su food truck, Primario, y presentan aquí una curaduría tortera que alborota la imaginación. Tras leer el menú, la boca confirma que aquí se vive del #foodporn.
El foreplay lo dio el pambazo de pulpo a las brasas con puré de papa y quesos mixtos, un bocadillo pizpereto para comenzar.
Luego, una torta de pan casero y rabo de res estofado, suave y jugoso; camote dulce, alioli de café y perejil por aquí y allá. Una mordida y el jugo de la carne ya chorrea por los dedos. El disfrute es lento, alegre y la cosa se va poniendo a tono.
Todavía con energía, pedimos la torta de short rib con relleno negro. La cebolla morada encurtida se asoma a la escena para darle variedad al asunto, no nos vayamos a aburrir. Su acidez es un contrapunto para la carne. Por otro lado, la torta de chile ancho relleno de pavo en caldillo de hoja santa va con todo; se entrega sin pudor la condenada. El picor, la nota dulzona del pavo, lo aromático de la hoja santa y el pan esponjado que se humecta en cada bocado con el caldillo… ¡ah, un suspiro! Se escapan las sonrisas para los chefs que se pasean por la barra.
Aguas de sabores como la de pep
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Su plato representativo es el caldo de pollo. Estratégicamente lo sirven muy caliente para que, mientras se enfría un poquito, tengas chance de platicar en una de sus mesas comunales. Desde las 7pm, cuando el merendero abre sus puertas, ya hay una fila considerable. Familias enteras han pasado por las mesas del restaurante en el tiempo.
“Cuando abrimos atendíamos al abuelo, ahora llegan los nietos”, cuenta doña Esther, quien lleva casi 60 años encargada de la caja. No han cambiado las recetas de sus platillos y los vecinos lo agradecen con fidelidad. Los caldos son suntuosos, los tacos crujientes y los guisados, picosos y sazonados a la perfección.
Llegué a Alma Pura buscando un buen desayuno y, para ir al grano, lo encontré. La pureza de su alma en realidad me tiene sin cuidado: lo que más me importa es el sabor. Por eso estás leyendo la reseña de este bar de jugos y cafetería, porque sus jugos, licuados y platillos son ricos y frescos, las porciones generosas, los precios moderados y el servicio cordial. Así que incluso, los que nos sentimos un poquitín incómodos con ese sentimiento de superioridad moral que se deriva en ciertas personas por una alimentación sanísima, una vida dedicada al ejercicio y una actitud eternamente optimista expresada en memes con fotos de atardeceres en la playa, podemos comer muy bien y pasarla a gusto.
Entre su gran variedad de jugos, shots y smoothies preparados con fruta y verdura fresca y un elenco de superalimentos, escogí un bacalar, de leche de coco con mango, polen y cúrcuma. No estaba tan espeso como se supone que son los smoothies, más bien se sentía ligero y refrescante, en especial porque no le ponen azúcar ni endulzantes. La idea es que tú agregues jarabe de agave al gusto, pero no me hizo falta.
De comer, primero pensé en pedir unos hot cakes veganos con frutos rojos que vi en una mesa vecina, pero al final me decidí por un resplandor (de seguro inspirado en Kubrick), que son huevos estrellados, horneados sobre portobellos gratinados con salsa de cacahuate. Uno de los huevos estaba muy cocido y pegado al fondo de la cazuelita de hierro fundido en la que los cocinan y los sirve
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A la miga de pan también se le dice borona, pequeños trazos que se desprenden al partir aquella delicia proveniente del trigo. Las propiedades de este producto son dominadas de pies a cabeza en un pequeño local de la Roma Sur: Borona Lonchería.
La hechura de cada platillo resulta en una serie de combinaciones irrepetibles y con mucha personalidad. El sello de la casa es María Félix, un toast picosito gracias al queso de cabra de chiles secos, e idealmente balanceado con la cremosidad del guacamole para rematar con crocantes y saladitos chapulines.
El sándwich buchón viene equipado con arrachera y pimientos asados, mismos envueltos en el tono ahumado de la mayonesa de ceniza. La clave está en en el cacahuate, un ingrediente que no lo imaginaría combinado con el queso chihuahua pero resultó ganador.
Los dos postres flechan desde su lectura: sándwich baby guayaba o baby monkey, me fui por el segundo. Un pan amorosamente enmantequillado, relleno de plátano macho con tonos de chocolate amargo y excepcional spread de dulce de leche con cardamomo. De tamaño chiquito, fácil de devorar y adorar.
Borona remite al cariño de la cocina casera, ese donde hasta las migajas del plato terminan en la panza.
Comfort food es el anglicismo que hace referencia a la comida nostálgica, recetas caseras y sencillas cocinadas con lentitud y esmero, que se comen con facilidad, con los ingredientes más frescos y que al final, resulta en un comer suculento. Food porn, otro anglicismo que provoca euforia porque se utiliza para los platillos que en una sola presentación contienen tus deseos culinarios más lujuriosos; imagina, por ejemplo, nutella y vainilla listas para juguetear con tocino y chocolate, los cuatro en un encuentro sólo para ti.
Bajo esos términos, son sensaciones las que hacen que te dejes llevar en Soul La Roma; entre motocicletas rediseñadas, ambiente industrial y urbano, luces tenues, paredes de ladrillo, música estilo garage house, cocina de autor y todos los permisos en orden para comer con las manos, medirás calorías en la escala de Richter. En una de las paredes encontrarás fotografías originales de varios autores, como Paul d'Orleans y Catherine Abitbol, una fotógrafa de arte mexicano.
El menú fue diseñado por el chef Roberto de la Parra, apasionado de la gastronomía a un nivel hedonista. Su fuerte es la cocina urbana, la que surge en los barrios de las ciudades grandes del mundo, fresca, reinterpretada y recargada con los ingredientes que a todos nos gustan. Una carta breve con entradas de pork belly y ribeye; mac & cheese; hot dogs y hamburguesas, augura una fácil elección, pero las apariencias engañan. Cuando te encuentras con rellenos de jalapeño y cheddar, costras
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Si reunimos el recetario obligado del desayuno, ¿qué te gustará incluir? En BAD! (breakfast all day) escucharon las plegarias de los que aman desayunar, antes que nada porque la fundadora, Sara Itzel, es amante de la comida matutina. Nos lanzamos a este pequeño y colorido local para probar algunos imperdibles del breakfast all day y te recomendamos qué probar sí o sí.
Pan francés: El pan de caja lo traen de la panadería artesanal Karonte, en la Narvarte, es sumamente suave y esponjoso. Cada mordida eleva el juego en conjunto con el huevo, y la fruta encima se siente fresca y dulce. Añade cuanta miel de maple desees. $150.
Huevo con jamón: A estos huevos, además de jamón, diría que definitivamente el ingrediente extra es amor: huevos estrellados con tocino y crujientes bits de jamón, acompañados de ensalada verde y un imperdible toast de aguacate. El desayuno de campeones. $90.
Torre de pancakes: Si ya se te antojó de solo leerlo, espera a probarlos: esta torre se conforma por tres pancakes mega esponjosos (hechos al momento) con huevo y una salchicha de carne de res preparada con maple y albahaca. Lo mejor de dulce y salado en un mismo plato. $150.
Latte: En BAD! le saben bien al café de calidad, pues la dueña estuvo con Almanegra Café. El chiste de este latte tan recomendable radica en que el cuerpo se mantiene intacto por horas, resultado de un tostado ganador. $40.
Si está entre dos panes, es un sándwich. Nos gusta cuando la frescura de una propuesta se logra transmitir a través del local y, por supuesto, con los alimentos. Este lugar lleva la idea “comer relajado” en todo su concepto pues te sientas en una barra acojinada junto a la pared, si quieres, o en una silla, con mesas de madera y paredes blancas pero con detalles coloridos aquí y allá. Como las figuras que pusieron en una ranura en la parte superior de la pared con un chile poblano verde, un cerdito rojo y una gallina amarilla. El piso de cemento es lo que termina de refrescar la visita y las plantas que se ven al fondo también le dan distinción.
La comida es otro boleto en este deli. El concepto revoluciona a partir de los sándwiches –numerosos– y de ahí que sea muy difícil tomar una decisión. Lo bueno es que ya fuimos y te queremos echar la mano con ello.
Hay desayunos como el espectacular waffle de puré de papa; le ponen pavo, tocino, queso brie y tocino (sí, lo sé). Lo fresco del pavo y el queso, lo crujiente del waffle y lo ahumado del tocino, harán que la ruptura del ayuno te inicie cualquier día con el pie derecho. Prueba también los huevos rancheros, bañados en una espesa y humeante salsa roja, también el de papa rosti, compuesto por dos huevos fritos, relish de jitomate y papitas ralladas. Si aún no te convenzo, aviéntate por el de aguacate, es un bagel con jitomate deshidratado y huevo pochado.
Para los sándwiches, es más fácil buscar entre los ingredientes en su piz
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Una lonchería en la que predominan adornos, mesas, lámparas y utensilios con ese recubrimiento cerámico que antes era considerado de uso exclusivo de las clases populares y que le da nombre: peltre.
El lugar es pequeño, unas seis mesas dentro y otras cuatro en la banqueta. Completan el cuadro unas hermosas sillas de madera que desentonan con los bancos grises que tienen a la entrada, y que posiblemente incorporaron al final para aprovechar hasta el último espacio para que ningún comensal se quedara de pie (o se fuera a otro lugar).
El autor de este bien logrado diseño de interiores es Ariel Rojo, a quien seguro ubicas por esas bicis coloridas, a las que puedes encadenar tu bicicleta, que ahora están por todos lados.
A la entrada encontrarás la carta, creada por Daniel Ovadía, chef que tiene en Paxia su restaurante insignia. Ofrecen desayunos (huevos y chilaquiles), tortas, chapatas y jugos, todo con un toque que buscar ser un diferenciador.
Tú mismo ordenas en la caja y en ese momento tienes que decidir si incluyes la propina. Luego, basta encontrar un lugar disponible y esperar tu orden. “Entonces, ¿por qué di propina?”, me pregunto mientras mi vista se pierde en el librero que exhibe artículos diseñados por Ariel, y bolsas de café y sal de mesa. Los precios me hacen desistir.
Por fin llega hasta la mesa mi pedido: una crema de elote, una chapata, una torta y una orden de quesadillas. No me critiquen, estoy en la etapa de desarrollo.
De acuerdo con la carta, la sopa es de el
No estoy muy segura del aspecto que tiene, podrías decir que alguna vez fue un consultorio médico por los detalles que descubrirás poco a poco, pero también puede ser la cafetería hipster ideal. Primero adéntrate a Farmacia Internacional, baja unos escalones y como si fuera el sótano, descubre qué tanto hay para ti. Encontrarás la barra con panadería fresca (pan de plátano, budín, panqué de zanahoria y galletas), donde ocurre la magia.
La característica de Farmacia Internacional es ese aroma espectacular a café que invade tus sentidos, es una mezcla de granos de Oaxaca y Veracruz. Las luces son cálidas y el ambiente funge como un cómplice para miles de pláticas.
Para empezar, pedí un latte ($45), no tiene mayor ciencia. Me faltó un poco de sabor del café que se perdió con la leche, pero después pedí un espresso ($35) y obtuve la dosis que necesitaba. Es una cafetería que cuenta con opciones de cold brew, así que si quieres despertar y tomar buen café, prueba este método.
Pedí un panqué de plátano ($35), viene en porción individual (y créeme, no querrás compartir). El sabor es bueno, la consistencia también y aunque lo pedí caliente -llegó casi frío- el sabor seguía siendo excelente. El toque crocante lo dan los cacahuetes y pepitas que te encuentras en el interior, pero el sabor del plátano prevalece sin llegar a ser empalagoso.
Para desayunar pedí una tosta de aguacate con huevo ($75), perfecto. Dudé sobre la posibilidad de que sirvieran un huevo así, pero casi lo logran. La
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