¿Qué pasa cuando mezclas el romance de La vida es bella con el espíritu bohemio del centro de Tlalpan? El resultado es un restaurante italiano sin pretensiones que se presta a que las palabras de amor salgan como pan caliente.
Claro, eso si no te distrae el olor del ajo de los platos que desfilan junto a ti o las pinturas a gran escala de callejones italianos sobre las paredes.
Aunque aquí el ambiente puede ser un poco señorial -como para ir con tu tía a medio día- por la noche, se transforma en un lugar donde se antoja llegar tomado de la mano de alguien.
Comienza la velada con uno de sus vinos italianos de buen costo-beneficio, mientras les das una hojeada a la carta del chef Julio Alonso. Ante cualquier duda, el camino a seguir son las pastas preparadas artesanalmente, o los platos fuertes cubiertos por una salsa estilo casero.
Los calamares portofino fritos acompañados con arrabiata y tártara podrían sonar a una ópera cantada por un veneciano en su góndola. Lo cierto es que, aunque tienen una buena consistencia, les falta un poco de magia o, tal vez, una pizca de sal y pimienta.
En cambio, la ensalada nonna nos regala algo de felicidad. La combinación de las espinacas con los berros, los trozos de manzana, los piñones y el tocino crocante con aderezo de mostaza y miel, logran un buen contraste de texturas, acidez y dulzura.
El clímax de la película sucede en la llegada a la mesa del fettuccine nero di seppia con camarones. El término al dente de la pasta es preciso como en una trattoria romana y el sabor del ajo tan presente como en la cocina de las abuelas sicilianas. Tal vez el negrito en el arroz -o en la pasta, que de hecho es negra por la tinta de calamares con la que ha sido recubierta- es la gran cantidad de mantequilla mezclada con los fideos, lo que nos distre de la potencia de los otros sabores.
Cuando el corazón pide carne, la costilla de cerdo con higos y miel es la respuesta. La carne de cerdo más el glaseado logran una pareja funcional. Así es la experiencia en Dolce Amore: una cocina honesta y casera que consigue sacarte algunos suspiros a lo largo de cada capítulo.