Miles de defeños proclaman esta idea como si fuera una verdad absoluta: “la comida gringa es horrible, puras hamburguesas, puros hot-dogs”. Una variante aún más absurda empieza con “es que no tienen cultura”. Sí, puede que los gringos hayan inventado la diabólica comida rápida como hoy la conocemos, pero en Estados Unidos abundan los alimentos que se cuecen a otras velocidades y temperaturas. La prueba está en la Narvarte.
Dan DeFossey es un neoyorquino que vivió mucho tiempo en Texas y que lleva cuatro años en México. A veces le daba el síndrome del “jamaicón” y extrañaba la comida de allá, específicamente el barbecue texano. Como no le vio a nadie intención de traer algo así al DF, decidió hacerlo él mismo. No tenía antecedentes restauranteros, pero la idea de introducir algo completamente nuevo a una ciudad con 23 millones de habitantes prendió la mecha de Pinche Gringo BBQ.
En un terreno de la Narvarte, Dan y sus aliados instalaron sillas y mesas al aire libre, además de un remolque clásico que se trajeron manejando desde McAllen, Texas (pídeles que te cuenten la historia).
Es desde este remolque que sirven las mejores costillas de cerdo, salchichas ahumadas y sándwiches de pulled pork además de la estrella del menú: brisket (pecho de res, el mismo corte del que parte, redoble de tambores, ¡el suadero!).
La carne se cocina la noche anterior a muy bajas temperaturas, lo que permite que adquiera una textura suave como mantequilla y un sabor ahumado y dulzón, pues en el proceso la grasa de la carne se carameliza. Este sabor va de maravilla con la salsa agridulce y especiada que preparan. Para acompañar, puedes escoger entre mac & cheese, ensalada de papa o de col, y frijoles a la bbq. Para beber, cerveza Cosaco (negra, roja y, a veces, güera) y limonada.
Dan cree que el barbecue es una tradición que une a la gente porque todos la disfrutan por igual, niños, viejos, liberales, conservadores y, ahora, gringos y defeños.