¿Suaves o duros? Los hay para todos los gustos: de chocolate, de almendras o de mantequilla. Me refiero a los crujientes biscottis recién hechos en el Caffé Biscottino, la nueva revelación de Polanco.
Se esconde en un localito urban chic, como lo define su dueña Maggie Bejar, quien nos contó la historia de cómo nació la idea de este café y lo que lo hace diferente y único entre todos los que hay en la ciudad.
Maggie es una fiel creyente de las buenas vibras y la energía, y asegura que no le fallaron al escoger el lugar donde quería que Caffé Biscottino abriera sus puertas. “Un presentimiento me trajo hasta aquí, vi buena energía en el lugar y pedí informes, cuando me di cuenta ya estaba firmando los papeles del contrato. Para mí era muy importante que el lugar tuviera vibra positiva, pues para tomarte un café tranquilamente, solo o acompañado, es necesario estar en un lugar agradable”, cuenta Maggie. “Grupos de amigas y amigos, gente de negocios y personas solas vienen a relajarse y platicar, para tomar un café y acompañarlo con alguno de los panes de hojaldre o muffins hechos en casa”.
Todos los detalles están previamente pensados, empezando con la máquina de café italiana, La Marzzoco, fabricada a mano, por lo que hay muy pocas en el mundo. Un conocedor sabe lo que significa que esté hecho con esta máquina. El café que se hace en el Biscottino es nacional, traído de Oaxaca y Veracruz. Se trae verde y se tuesta con la ayuda del experto Salvador Benítez. Él es dueño de El Café Passmar en el mercado Lázaro Cárdenas, considerado uno de los mejores de México por expertos en nuestro país y en el mundo. Así que el del Biscottino se mantiene puro y fresco, sin polvos ni saborizantes. Desde el expreso hasta el frappé son naturales o con cocoa, vainilla o caramelo, todo preparado en casa. No olvidemos los detalles del arte latte que llevan los capuchinos, la crema está fundida con el café y es más una seda que una espuma.
En cuanto al menú salado, Maggie nos cuenta por qué solamente maneja cinco tipos de sándwiches, todos muy sencillos y sin carnes. “El aroma y el sabor del café son muy delicados, nosotros los queremos conservar puros sin mezclarlos con olor a comida, aceite o carne”. Eso apoya la idea de que la finalidad del Biscottino es ofrecer siempre una buena taza antes que nada; esto no quiere decir que sus bocadillos no sean buenos, porque lo son, los hay de queso brie, de alcachofa y espinacas, y de queso panela. El pan del Biscottino es preparado hasta dos veces al día por la frecuencia con la que se termina. Se hacen también mermeladas de diferentes frutas para acompañar al croissant que se deshace en tu boca apenas lo muerdes. Lo recomendamos calientito.
Para el que prefiere echarse una cervecita artesanal, el Caffé Biscottino tiene una variedad que puedes disfrutar en la terraza durante un día soleado. En fin, es un lugar ideal, acogedor y con onda. No dudarás en regresar por más café y más biscotti.