Entre bebidas calientes, chocolaterías y restaurantes, esta colonia te ofrece los mejores sabores de la CDMX. Cambia de cafetería y prueba lo que estos lugares tienen para ti. Acá te dejamos una lista para conocer los lugares que valen la pena visitar.
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Lugares para beber café en la Benito Juárez
Hace unos días andaba en la frontera entre la Narvarte y la Del Valle al Sur, sobre Diagonal de San Antonio, y traía un malévolo ataque de antojo; de esos que te obligan a morder el brazo del que va a tu lado con tal de saciar ese antojo de pan y café. Pero para fortuna de los que caminaban a mi lado Pan de Nube se cruzó en mi camino; además el cielo ennegrecido presagiaba una intensa tormenta, lo que me estimulaba aún más a detenerme por ahí. Como era de esperarse, frente a la vitrina de cristal había varias personas pidiendo sus piezas de pan cual abejas pegadas al panal.
Este es el lugar ideal para empezar de buenas tu jornada, para que te apapachen, para reconfortarte cuando el día ha salido distinto a lo que esperabas. Pan de Nube es un sitio donde te reúnes con amigos para olvidarte del trajín de esta ciudad, un espacio tan íntimo incluso para ir en pareja, con la compañía de un buen libro, o simplemente para sentarte a reflexionar mientras tu paladar hace el resto con las maravillas que esta panadería ofrece desde hace seis años.
Para sorpresa mía, Lluvia, la dueña de Pan de Nube, acaba de incluir nuevas variedades de pan en la carta, así que no pude resistirme a probarlas. Ni supe por cual comenzar: después de probarlas (casi) todas intenté establecer, a mi parecer, cuál fue la mejor, pero fue imposible. El cubilete hecho con masa de hojaldre con glasé de matcha es crujiente y el sabor de esta hierba está increíblemente presente y balanceado; creí que se perdería el
Chokoreto es un café pequeñito, apapachador y operado solo por mujeres: Hiromi Takahashi y Cinthya Alarcón se encargan de hornear, atender, administrar y llevar la comunicación del lugar.
Es un café grab and go, aunque su calidez invita a quedarse horas. Por supuesto, te tienes que tomar un café, y lo mero bueno de aquí es el latte, aunque los puristas seguro preferirán un expresso hecho con café Café To, la marca de una pequeña empresa familiar que tiene sus cultivos en Chiapas.
Lo imperdible son las galletas: de nuez, de choco chips o de confeti, todas son garantía. Lo mejor es que tienen esa personalidad casera que siempre se extraña, que apapacha y que, a los afortunados, nos remite a la infancia. También hay barritas de chocolate de cardamomo con café, malvaviscos cubiertos con chocolate, enjambres, los hiper populares brownies, tapioca y arroz con leche. Puros postres felices.
En Chokoreto también puedes pedir postres por encargo: te hacen tus galletas, panqués, brownies, o lo que quieras (como tip, son tan, pero tan caseros, que hasta podrás engañar a tus convidados y decirles que los hiciste tú).
Definitivamente Chokoreto es uno de los imperdibles de la Narvarte; es un concepto alejado de la frialdad del resto de los cafés grab and go. Aquí, puro abrazo dulce.
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Este café es el mejor secreto de la Narvarte, no solo por su locación tan discreta y cómoda, también por su tamaño. Después de trabajar duro en varios bazares veganos de la Ciudad de México y lograr su meta en crowfunding, Café Vegetal abre puertas para ofrecer productos éticos, sanos, 100% libres de productos animales, pero sobre todo, deliciosos.
A unos pasos de la transitada Xola, tres mesitas junto a una jardinera te dan un descanso del caos de la ciudad. En mi primer visita, me fui directo al cold brew porque tenia bastante calor; lo pedí con leche de soya. Refrescante, acidito y cremoso. Obviamente tenia que acompañarlo con uno de sus brownies. Es sorprendente como algo sin huevo, leche ni mantequilla tenga el mismo sabor y consistencia que uno tradicional.
A pesar de ser un pellizquito, el venue se siente reconfortante ya que sus dueños —una pareja de activistas veganos— le dotan una energía que te hace sentir bienvenido en cualquier momento. Para mi segunda visita me atreví a pedir un chocolate frío con una rebanada de pastel de zanahoria con glaseado de azúcar y limón.
Cada mes tienen productos de temporada; desde pan de muerto y roscas con nuez garapiñada en lugar de muñequito de plástico, hasta pupmking spice latte frío y el famoso blue unicorn latte (si visitan el café y lo tienen en la carta, no duden en pedirlo frío).
Como veganos de hueso —bueno, semilla— colorada, cuentan con un espacio en el que promocionan a gatitos y perritos en busca de casa, así que tal v
Las ollas hierven, el metate genera fricción y las manos entran en calor con la masa: todo arde. Y cuando los elementos arden, surge la magia. Así es el concepto de este lugar en la Narvarte, colonia que no ha sido invadida por la modernización y donde aún rondan detalles del siglo pasado.
Arde es una barra de bebidas tradicionales mexicanas. Los socios creen rotundamente que la gama de bebidas tradicionales debería tomarse cotidianamente en la ciudad, y no solamente cuando vacacionamos (aka: Oaxaquing, tomando #tejate + foto inspiradora).
Es así como este rinconcito al aire libre, rodeado de vegetación y con unos coquetos focos de colores, te permite disfrutar cacao con agua o leche, a base de maíz y toques de canela, con granos surtidos por Macondo, una chocolatería de Teotihuacán, y todo servido en tazas de cerámica elaboradas por la artista mexicana Laila Salomón.
Inicié con el atlaquetzalli de cacao, hoja santa, flor de magnolia, pimienta y toque de chile, bebida antiguamente conocida como agua preciosa y vendida por una ahuiani (alegradora prehispánica). Resultó tan aromático y florido como un ramo, equilibrado con el suave cuerpo del cacao.
La bebida de la casa, el tascalate, llegó en un coqueto tono naranja y bien equipada con café espresso para abrir los sentidos: el café lo traen de Ixhuacán de los Reyes, Veracruz, una opción agradablemente especiada por la semilla del achiote. Y para acompañar, los hot cakes servidos con mermeladas hechas en casa; la de manzana dio
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Mauna quiere decir montaña en hawaiano y en esta cafetería en la Portales el cliente está en la cima. Los baristas no dudan en hacerte preguntas para ayudarte a averiguar qué te conviene probar ni en recomendarte sus más recientes favoritos. Incluso te invitan a aprender más del mundo del café.
Aquí están orgullosos de servir únicamente Café Estelar, una marca que tiene el objetivo de engrandecer el café nacional y a sus productores. Cuentan con varios orígenes: desde Chiapas hasta Nayarit pasando por el Estado de México.
Tienen una gama muy completa de métodos de extracción: V60, clever, kalitta, acropress, prensa francesa, chemex, silverstone y sifón japones. Claro, también hay café de máquina para los amantes del cappuchino, del latte o el macchiato. Para acompañar tienen roles dulces de cardamomo o semilla de amapola. Si se te antoja algo salado puedes optar por uno de tocino.
Decidí probar el grano chiapaneco extraído en chemex y el rol de cardamomo. Ambos llegaron calientes y listos para ser deborados. El sabor suave del café exigía beberlo a sorbos para realmente despertarme. El rol se desahacía con cada mordida y el sabor de cardamomo fue lo suficientemente sutil.
El ambiente de Mauna Café es más familiar que hawaiano. Los clientes son mayoritariamente vecinos de la zona que se reúnen aquí religiosamente, se saludan de nombre con los baristas y confían ciegamente en ellos, pues llegan a pedir lo de siempre y lo beben satisfechos. Si vives por la zona no dudes en acer
Café, panini y mac & cheese; una combinación asaz apta para crear una bomba atómica de antojo. También para generar en tu cuerpo las calorías suficientes y sobrevivir lo que falta del invierno, así que dale las gracias al frío y vamos por una taza de café de especialidad.
Stand Up Brew Bar es un lugarcito casero con una barra en donde sucede toda la magia. Es uno de esos cafés que miden con precisión la cantidad de granos tostados que se molerán para tu taza, esto asegura una mayor calidad y fidelidad en los sabores. En mi visita probé un expreso con un dulzor impecable y unos dejos apenas perceptibles a almendra. Era de café Huck, un tostador estadounidense pero con granos guatemaltecos, de Acatenango. También tienen otros métodos de extracción que se adecuarán a tus gustos cafeteros.
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¡Se acabaron las excusas! Sólo para dejarle espacio a un pretexto más para entrarle duro al consumo de café. Es Biela Cafeína, por fin un concepto que combina el café con el deporte.
El local es pequeño, con dos mesas y una barra; y en la parte de atrás, sin embargo, hay un espacio para pedalear y ejercitarse. El propietario se asoció con un centro ciclista llamado Cycling Olympica Endurance y juntos han hecho mancuerna para que los clientes disfruten de un buen café antes del entrenamiento.
La idea se basa en que la cafeína ayuda a la contracción de los músculos, mejorando el rendimiento de cualquier interesado, profesional o amateur.
Por un lado, Cycling Oympica ofrece clases formativas en ciclismo, pero al mismo tiempo te inspiran a hacer deporte y bajar esos kilos de más. Lo especial (para otros un inconveniente) de este lugar es que tú llevas tu propia bicicleta, la cual es empotrada en un riel que marca la dificultad de la ruta según el nivel de cada persona. En la pared se proyectan distintos escenarios, como paisajes y competencias, para que experimentes mientas mejoras tu rendimiento, velocidad y fuerza. Así, cuando vayas a una ruta verdadera, sabrás cómo controlar tu cuerpo y tu bici.
Por otro lado, Biela Cafeína prepara sus bebidas con café orgánico de Chiapas o con tizanas naturales de distintos sabores. El menú no es amplio, pero tampoco tampoco te deja con ganas. El capuchino, por ejemplo, lleva la cantidad correcta de leche y el amargor justo del café en una c
¿Has ido recientemente al Centro Nacional de las Artes? Si tu respuesta fue sí, seguramente has visto el carrito de Máxico Arte y Sabor. Este lugar en la Narvarte es la extensión de ese proyecto dirigido y creado por Marco Patán, que ahora puedes ver en cada evento del Cenart para regocijar a los cafeteros ávidos.
La diferencia del local de la Narvarte es que éste es un negocio completamente familiar y todo el café viene de Michoacán. Marco le pasó los tips de cómo hacer café a su mamá, doña Martha, para abrir este pequeño local. Puedes encontrar los cafés básicos: capucchino, latte, americano, expreso y moka. Toda la mezcla es michoacana pues la familia es de allá y la idea es rescatar los granos y las recetas de ese bellísimo estado.
Además de café, cuentan con tizanas, té y postres hechos por la esposa de Marco, quien se encarga de elaborar alfajores, galletas con chocolate, panqué de chocolate, pay de elote y pastel de zanahoria. Toda la repostería se hornea diariamente, así que puedes estar seguro de que tendrás comida fresca en la mano. Aquí cuidan el azúcar, pues aunque deliciosos, me contaron que procuran no excederse con este ingrediente, y en lugar de ello, ocupan ingredientes de gran calidad.
Doña Martha, su hija y una amiga de ella serán las encargas de atenderte, además son grandes conversadoras, así que la visita se convierte en toda una experiencia. Podrás disfrutar una decoración rústica, aunque chic, pues mezclan elementos modernos como las lámparas, con acce
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Encuentra café de especialidad a precios accesibles y un espacio cómodo para leer. En Santa Banda, lugar que se llama así en honor de Ana Luisa y su primer socio, se respetan las pequeñas reuniones y las bebidas llenas de cafeína.
Probé un chemex con café chiapaneco que les quedó excelente, con las notas cítricas y cuerpo que lo caracterizan; también hay V-60, cold brew, prensa francesa y aeropress. No dejes de probar la bebida santa, un cold brew acompañado con whisky y zest de toronja que dejará atrás tu nostalgia por el carajillo. Para comer las opciones son puntuales; te recomiendo el panini de pollo al pesto, una receta que se prepara con ajo suficiente para matar a un vampiro, pero el sabor se agradece. Además de que la salsa que lo acompaña vale la pena: chiles secos, ajonjolí tostado, vinagre y aceite de oliva.
Este lugar es ideal para hacer home office o echarse una buena lectura porque es tranquilo y pequeño, además de que Ana y su sobrina lo atienden gustosas; ellas comprenden que una máxima de la lectura es el silencio y el tiempo, motivo por el que no molestan a los clientes para el eterno consumo; al contrario, los alientan a pedir su bebida y postre de preferencia para acompañar esos momentos sagrados.
Una barra de café, una mesa de trabajo y mesas de herrería negra –estilo terraza en un área plenamente iluminada– son los elementos que componen al espacio de Tesler. Se trata de una cafetería extremadamente relajada y recién incorporada a la Del Valle. Aquí la frase “menos es más” cobra vida en una corta línea de productos para desayunar y comer, así como con sencillos métodos de extracción de café mexicano.
Lo mejor de los desayunos es la cazuela de chilaquiles rojos con huevo, llevan queso rallado y muchísima crema; aunque podrían ser más picosos. Considéralos para un domingo de cruda y termínate de curar con un matcha, abren a las 9am. También hay pan francés, tan dulce como lo quieras, o un bowl de frutas, que si bien es la opción que buscarás al preferir algo ligero, no dejes pasar la oportunidad y acompáñalo con un cuernito o alguno de los toasts, puede ser de huevo o aguacate, el chiste es que los pruebes.
Sin duda en el reino matutino de Tesler el rey es el flat white, compuesto por una finísima espuma de leche y un expreso potente de granos chiapanecos lo suficientemente tostados para elevar la acidez de la extracción muy similar al noble expreso cortado, pero de sangre más azul.
La corte vespertina se inclina ante el cold brew, una extracción lenta y helada que te refresca igual que te despierta; seguido por el té negro helado, que es mejor tomarlo sin ningún edulcorante. A Tesler se viene con hambre, resuélvelo con alguno de los emparedados, como el de vegetales,
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