Todos hemos caminado por la calle Madero, en el Centro, y pasado fuera del lugar donde se firmó el acta de Independencia en 1824, sin saberlo: El Oratorio de San Felipe Neri, mejor conocido como la iglesia de La Profesa.
Este templo fue construido por los jesuitas en 1592 y fue dedicado a San Felipe de Neri. Ya que la orden llego tarde a la repartición de territorios por evangelizar en la Nueva España, el ayuntamiento otorgó un predio céntrico para la construcción de su casa profesa (de ahí su nombre) y el templo de su compañía en el cruce actual del andador Francisco I. Madero e Isabel la Católica. Se calcula que se utilizaron alrededor de 20 mil trabajadores para edificar todo el proyecto.
Después de tres años de disputa con los dominicos, agustinos y franciscanos, por la oposición de la construcción de tales templos, comenzó la obra de la iglesia. El arquitecto Pedro de Arrieta fue el encargado de edificarla al estilo Barroco. La fachada está recubierta de tezontle, en ella se puede apreciar un relieve hecho de cantera que representa la Visión de la Storta (la aparición de cristo cargando la cruz a San Ignacio de Loyola) rodeada por las esculturas de San Gertrudis y Santa Bárbara. La fachada lateral contiene una hornacina (hueco) con la imagen de San Ignacio, pero lo que hace sobresalir a esta iglesia es el rico contenido de pinturas que los jesuitas le fueron implementando.
La iglesia cuenta con una pinacoteca (edificio destinado a la conservación y exposición de colecciones pictóricas), fundada en 1977 y contiene más de 355 pinturas al oleó, en su mayoría, organizadas en cuatro salas con orden cronológico; sala Mariana, sala Jesuita, sala Cardenal Newman y sala Tres Siglos. Esta exposición permanente, la cual está integrada por pinturas que quedaron al cuidado de la congregación Oratoriana desde 1768, la cual quedó al mando del templo después de la expulsión de los jesuitas en ese mismo año. La compañía de Jesús se hizo de muchas obras pictóricas por mérito propio pero también por legado y donación. La colección está formada por pintores como; Los Juárez, Correa y Echave del siglo XVII y XVIII, Cristóbal Villalpando y Miguel Cabrera, quien pintaría en los claustros de La Profesa la vida y obra de San Ignacio.
Madame Calderón de la Barca, famosa por sus viajes a Europa y América, escribió en sus memorias de 1843 “Pero es La Profesa donde se encuentran las mejores pinturas, precisamente donde no pude entrar” por la cual se sabe que en la iglesia estaba prohibido el acceso a las mujeres. Un ejemplo de la riqueza del acervo pictórico de La Profesa.