Barrio coreano del DF
Foto: María José Cortés
Foto: María José Cortés

El barrio coreano de la Ciudad de México

Descubre la historia y los secretos del barrio coreano de la CDMX

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Todas las comunidades extranjeras en un país ajeno se protegen para tener contacto con sus orígenes, con las raíces, pero dentro de esas comunidades, sobre todo las asiáticas, la coreana es una de las más reticentes a mezclarse con la comunidad del país en el que están. Lo hacen para conservar sus tradiciones y su lenguaje. Al hablar en su idioma, ir a lugares donde se puede recrear la experiencia de estar en su propio país, sin estarlo, como en los restaurantes donde se sirven los platos tradicionales, el menú está escrito en coreano (hangeul) y se puede escuchar la música que ellos estarían escuchado o viendo noticieros y videos de Corea, lo que les sirve para tender puentes con sus raíces.

Hallyu para todos

Ese hermetismo ha cambiado gracias a un fenómeno que se empezó a dar a mediados de los noventa: el impacto de la ola coreana (hallyu) se extendió por el sureste asiático, en especial en Vietnam, Taiwán, China y Japón, y por ahí del 2005 esta cultura popular coreana empezó a tener una gran aceptación en Occidente, Europa, Medio Oriente, Estados Unidos y Latinoamérica. Fue entonces cuando pudimos notar cómo fue cambiando la actitud de la comunidad coreana para con los residentes de México. De ser lugares verdaderamente exclusivos y casi prohibidos para los mexicanos, hoy son mucho más abiertos y tolerantes porque han visto que su cultura popular es un bien económico exportable. Un ejemplo significativo es el London Karaoke, que era para la comunidad: una pequeña puerta que conducía al tercer piso de Londres 167, pero no tenía ningún anuncio. Hoy no sólo tienen un anuncio en español, sino que en su catálogo de canciones han incluido temas en español, inglés, japonés y chino, cuando antes estaba sólo en coreano.

Es así como, aunque sabemos que a las comunidades coreanas no les gusta mezclarse con los nativos del país donde se encuentran, el éxito de su cultura popular los ha llevado a abrirse y hacer excepciones. En algunos locales de la Zona Rosa el target es precisamente el grupo de adolescentes mexicanos a quienes les encanta el K-pop (música popular coreana), las telenovelas, los ídolos y en general todo lo relacionado con la nueva ola coreana.

La comunidad coreana, a diferencia de la china, no está tan integrada en la sociedad mexicana. La china ha llegado a asimilar nuestra cultura sin dejar de lado la suya; en cambio, los coreanos y su descendencia tratan de no perder sus raíces, muchos se niegan a hablar en español y no tienen nombres en nuestro idioma -contrario a lo que pasa con los chinos, entre los que son bastante comunes nombres como José Xong.

Zona roja y romances prohibidos

Un buen amigo coreano, llamado Ming Song, es visto como la oveja negra de su familia porque le prohibieron tener una pareja mexicana y él tiene una novia mexicana, es visto como un rebelde y nunca le ha interesado acatar las estrictas reglas de conducta con las que se rige la mayoría de la comunidad coreana. El está muy apartado de todo eso, pero esos son casos muy contados, pocos se atreven a salirse de las normas porque es una sociedad muy estricta. Esto explica que la formación del barrio coreano a lo largo de los años haya pasado inadvertido para muchos: aunque esté perfectamente establecido, tiene una normativa muy particular, y es posible encontrar restaurantes, panaderías, cafeterías, peluquerías, bares, tiendas de video, supermercados y tiendas de ropa.

Incluso llegó a existir una zona roja dentro de la Zona Rosa, pero en 2003 hubo un gran escándalo por todos estos karaokes, donde se ejercía la prostitución, coordinada por una facción de la mafia coreana (la jopok). El operativo salió en los noticieros y revelaron que la zona era controlada completamente por coreanos. Antes de que eso pasara, Ming Song me había hablado de estos lugares, pues el trabajaba como fotógrafo en tables y karaokes exclusivos para la comunidad coreana. Por supuesto, no se permitía la entrada a mexicanos, a menos que fueran llevados por alguno de sus clientes coreanos.

La culpa es de YouTube y Arturo Montiel

Hay una nueva generación de jóvenes enamorada de la cultura pop coreana. En la Feria de las Culturas Amigas (que se celebró en mayo pasado), el pabellón de Corea estuvo repleto de adolescentes la mayor parte del tiempo. Su cultura les resulta muy atractiva porque tiene este envoltorio de novedoso y diferente, que es precisamente lo que muchos buscan a esa edad. Qué más diferente y atractivo que una música pop muy pegajosa, una comida exótica, un cine verdaderamente bueno y todos esos elementos que están ahí para enamorarlos. La cultura popular coreana ha estado gozando de este auge desde el año 2000, primero se expandió en Asia y luego en todo el mundo. Desde entonces los coreanos han visto todo esto como un elemento que puede redundar en un recurso económico. El cambio de actitud que hemos visto en la Zona Rosa es un reflejo de lo que ocurre en el ámbito global.

La rapidez con la que se dio esta diseminación se explica gracias a las redes sociales, con las que les ha resultado muy sencillo contactar a gente de Corea y entrar en contacto con su entretenimiento de una manera más rápida e inmediata. Cuando sus telenovelas empezaron a transmitirse en el Canal 34 del Estado de México por un acuerdo que se llegó con el gobierno del entonces gobernador Arturo Montiel entre el Estado de México y Seúl, éstas tuvieron un éxito inesperado.

Otro factor que ha tenido mucho que ver con la euforia por Corea son los videojuegos de baile, el Pump It Up (la respuesta coreana al Dance Dance Revolution, que nunca llegó a México), que desde que empezó a llegar a las salas de maquinitas y a las ferias de manga y de historieta en México se volvió tremendamente popular. La música de estos videojuegos es pop coreano, un tipo de música que está hecho para gustar a un publico global, pues tiene sonidos de hip hop, eurodance, italodance, cosas europeas, norteamericanas, todo ello aunado a la sensibilidad de los coreanos, que cuando lo devuelven a Occidente, resulta algo muy novedoso, con ingredientes para que el resultado final resulte atractivo a todo el mundo. Además tienen una serie de elementos visuales muy estilizados: coreografías llamativas, así como moda y cortes de pelo que fascinan a muchos.

Fuera de la isla delimitada por Florencia y Niza, hacia Sevilla, está la presencia más fuerte, ahí es posible encontrar incluso iglesias cristianas (el cristianismo ha estado presente desde hace muchos años en Corea) que fueron de las primeras en establecerse en México. Aquí uno se siente en Corea, en algunos lugares siguen siendo hostiles, pero en otros la atención es buena, como debe ser: eres mexicano y te tratan bien. Hay muchos restaurantes más escondidos en los que le menú no está en español. Ahí los mexicanos seguimos sin ser bienvenidos.

Las mejores opciones de comida coreana

  • Coreana
  • Lomas de Chapultepec
  • precio 4 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Midam
Midam

El pedacito de Corea que llegó a Lomas Virreyes, un restaurante de bbq coreano que permite saborear los tonos ahumados merecidos en cualquier carne de calidad. Daniel Lee, creador de Midam, es hijo de los dueños de un consentido asiático en la Juárez: Nadefo. La tirada son platillos referentes al recetario coreano ancestral con un toque moderno y, de paso, una original manera de llevarlos a tu mesa.

  • Coreana
  • Zona Rosa
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Goguinara
Goguinara

Se enfoca en la cocina de Corea del Sur, basada en el kimchi, el arroz, el curry y la soya. El ramen o ramion es tremendo, lo sirven generosamente con fideos suaves y con opción de huevo, queso o pasta de arroz. Mientras se calienta la parrilla la opción es el bibimpap, un montón de arroz con vegetales frescos y carne molida que puede llevar un huevo hasta arriba. 

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  • Zona Rosa
  • precio 2 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Al cruzar la puerta del Nadefo te convertirás en extranjero en tu propia tierra. Aquí todos son coreanos: los comensales, la dueña, los cocineros, el mesero, y claro, la comida. Pero no tendrás que preocuparte porque a los del país asiático no les gustan los mexicanos, Nadefo es de los pocos restaurantes mexican friendly del barrio. La especialidad del lugar es el galbi (variedad de carnes preparadas a la parrilla). 

  • Coreana
  • Cuauhtémoc
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

No hay nada mejor que acompañar un ramen o un bul go gi que videos musicales de k-pop. Desde que entras a The Ramen House sentirás la globalización, en los posters de bandas orientales y porque en la parte de arriba de este hangar de la Cuauhtémoc está KoCo, una tienda de productos coreanos de belleza. Lo más pedido son los ramen, sopa de fideo en un caldo nutritivo de carne o vegetales.

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  • Zona Rosa
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Biwon
Biwon

La Zona Rosa guarda varios retazos culinarios de Corea, y uno de ellos es Biwon. Son los mismos residentes del barrio coreano quienes llenan las mesas de los tres pisos del restaurante. Hay que armar los bocados con rapidez, ligereza y realizando combinaciones aleatorias entre todos los ingredientes. La parte central de la experiencia, la que todos deben probar, son los platillos que se preparan en la parrilla al centro de cada mesa.

  • Juárez 
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out

Para empezar la juerga sin el estómago vacío. De esas joyitas escondidas en las calles más tranquilas y bohemias de la Zona Rosa, local de panes al vapor estilo coreano en buenas opciones saladas y dulces. Se arma un buen ambiente con música pop.

Más lugares en la zona

  • Salud y belleza
  • Zona Rosa
  • precio 2 de 4
Hair Charisma
Hair Charisma
Entras por una puerta de edificio entre restaurantes en plena Zona Rosa, subes unas escaleras de madera y es el local de mano izquierda. No es un salón que se preocupa mucho por su decoración como uno “chido” en la Roma o uno más nice de Polanco, de vista, no das mucho por el lugar. Pero el valor no está en su caparazón sino en su interior: en Ssoni Park y Jenny Heo. Las dos coreanas abrieron este salón hace cuatro años,  pero la primera en llegar fue Ssoni.
  • Zona Rosa
  • precio 3 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
London Karaoke
London Karaoke
Antes, una pequeña puerta que conducía al tercer piso de Londres 167, sin letrero alguno, era un espacio muy propio de la comunidad coreana, fanática de los karaokes. Con el paso del tiempo y el amor de tantos defeños por este lugar, el London Karaoke no sólo ya tiene un anuncio en la entrada, sino que su catálogo de canciones cuenta con temas en español, inglés, japonés y chino, aunque sus dueños apenas puedan comunicarse con los mexicanos. 
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  • Cine
  • Polanco
  • precio 1 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Centro Cultural Coreano
Centro Cultural Coreano
En la última década, la cultura popular coreana ha jugado un papel importante en la gastronomía, el entretenimiento y en varios giros comerciales de la ciudad, gracias, en gran medida, a “la pequeña Seúl”, el barrio instalado y diseminado en varias calles de la Zona Rosa. Pese a ello, la posibilidad de acercarse y asimilar la idiosincrasia del país asiático no se reduce a las calles aledañas a Metro Insurgentes. 
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