Érase una vez una niña llamada Rita. Ella vivía sana y con muchas ganas de divertirse, sin ser prejuiciosa ni preocuparse por las apariencias, hasta que empezó a crecer y comenzó a subir de peso. De eso parte Rita, una obra de teatro para niños que tiene como actores títeres de diferentes personalidades, desde cochinitos hasta un delicioso pastel.
“Rita es una historia sobre lo que le pasa a muchas niñas cuando empiezan a crecer, que el desarrollo se mezcla con engordar. Es un proceso duro el cambio de niño a adolescente, y si además los adultos que siempre te han cuidado y querido, ahora te dicen que estás cambiando, que necesitas hacer dieta, es un shock fuerte”, cuenta la autora de la obra, Amaranta Leyva.
Todo comienza cuando una noche la pequeña protagonista escucha que debe ponerse a dieta. Siente enojo, miedo y tristeza, lo cual le hace pasar su primera noche de insomnio y decide acabarse por completo un pastel de chocolate, con todas las culpas que eso implica. El tema del montaje no va enfocado a despreocuparse por la salud del cuerpo y mantenerse sano, sino en cómo los adultos guían a los niños en ese paso a la adolescencia.
“México tiene el primer lugar en obesidad infantil. Es muy difícil marcar esa delgada línea entre lo bueno y malo, y más allá de que esté bien o mal, lo más importante es cómo los adultos acompañan a los niños en este proceso sin decirles ‘estás mal’ o ‘pareces un cerdo’, que es lo que le dicen a Rita”, explica Leyva.
Por la historia, Amaranta Leyva recomienda que Rita sea vista por chicos mayores de seis años, ya que menores a esta edad trabajan los simbolismos de manera diferente. “Los niños de cinco años ven la historia del pastel que se lo quieren comer, los de seis ya leen otros subtextos”, aclara.
Además de los personajes, que fueron diseñados por Lucio Espíndola, la obra es visualmente atractiva gracias a la colorida y dinámica escenografía de Juliana Faesler y la música de Rodrigo Flores (Guten Tag Ramón, 2013).