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Esta fonda jazzera que hoy en día ya luce como un restaurante en forma se dio conocer debido a que una emisora de radio promovía su cartelera. Aquí se han presentado desde Blair Latham y Mike Stern hasta Gerry López, saxofonista ganador del Gran Premio 2013 en Tremplin Saint Germain Des Prés que en sus inicios amenizaba aquí la hora de la comida. Es de los sitios favoritos de los músicos para presentarse, aquí han ayudado a producir materiales de diversos artistas y son organizadores festival Jazzbook en el Centro Histórico. La gastronomía es variada, pero lo que amerita un diez es el risotto de pato ahumado, los ravioles de huitlacoche y el pulpo al ajillo. El salmón cada día se cocina de una manera diferente y, aunque las ensaladas son lo más barato de la carta, los exóticos nombres y la promesa de la mezcla de los ingredientes, hacen que esperes más de lo que en realidad se ofrece. La carta de vinos es amplia y hay barra internacional de cervezas, en su mayoría belgas. Este sitio es un restaurante pequeño, así que te recomendamos llegar a buena hora para que escuches y veas a los músicos desde un punto cómodo, aunque también te aseguramos que desde casi todas las mesas la convivencia se siente cercana y hasta familiar mientras se disfruta una Cosaco roja.NOTA: A partir de diciembre de 2013 el Foro 81, escenario hermano de este lugar, volverá a programar bandas. Está ubicado justo al lado.
Es el lugar veterano de la escena del jazz, comandado por el saxofonista Germán Bringas. Su cara externa no es muy atractiva que digamos: un cartel iluminado con letras verdes indica el nombre del establecimiento, mientras que paredes con un mural y una pequeña puerta color blanco dan la bienvenida. Sillas de plástico, mesitas negras con una tabla de ajedrez dibujada y sillones verde botella son su mobiliario. La cantina ofrece cervezas, café y molletes para acompañar. Aquí la música es lo que cuenta, se enfocan en free jazz e improvisación. Es donde se conserva más de la esencia del género.
Comida mexicana en la Del Valle
El pan llega diario de Puebla y los demás ingredientes los compran en la Central de Abastos con los mismos proveedores desde hace 28 años, lo que quiere decir que los sabores se han mantenido intactos. La calidad de las recetas que les ponen a cada cemita casera es supervisada directamente por los propietarios.
Una cemita por excelencia lleva pápalo, quesillo y chipotles dulces. La recomendación de la casa es la de milanesa o de pata, y una de las favoritas de quienes los visitan son las de pavo. Si te gusta el queso de puerco, anímate a pedir una. La carne de la milanesa es suave y con el justo tiempo de fritura, el pan lo humectan con una vinagreta de la casa que le da un toque de frescor, luego el pápalo que permea todos los sabores y una cantidad considerable de quesillo y aguacate son los que coronan la presentación. Puedes armarla a tu gusto si prefieres, o atacar la cubana con un poco de varias cosas del menú.
Los chipotles dulces son hechos en casa, que además puedes adquirir para llevar y tienen una cemita de bacalao a la vizcaína aunque es una lástima que no la ofertan en esta sucursal, si se te antoja la puedes encontrar en su puesto de Mercado Roma. Aunque suene a cliché: los sabores caseros de Puebla los replican en la CDMX en este pequeño local de cemitas.
Los mercados tienen la mezcla de colores, olores y gritos de los marchantes que puede ser tan divertida como abrumadora. “Pásele güerita” se escucha en todos lados, ves los caldos y las flautas y se te antoja todo. Solía ir al Mercado Lázaro Cárdenas para comer carnitas, ahora voy por las cemitas.
El triunfo de los poblanos queda claro cuando uno prueba esta versión de la torta. La mejor que he probado en la ciudad está en Cemitas Victoria de Enrique Zermeño; un joven gastrónomo que dejó el mar cuando terminó su contrato como chef en un crucero y regresó a su tierra con antojo de este poblanismo. Le pasó lo mismo que a mi, las cemitas que encontraba en la ciudad estaban bien, pero él, poblano de nacimiento y corazón, sabía que los capitalinos casi merecíamos tener mejores cemitas.
Cemitas Victoria es el único puesto en el mercado en el que no te gritan “pásele güerita”; ni lo necesitan ni les da tiempo, están demasiado ocupados preparando las cemitas con el pan que llega diario desde Cholula (aplaudimos la hazaña y agradecemos la frescura del pan). El menú contundente y pequeño ofrece combos de variedades como la de pollo o jamón, y más abajo, se leen versiones propias y más elaboradas como la victoria, rellena con un guisado de cerdo y chipotle o la poblana con milanesa de pollo o cerdo, jamón y todo eso que llevan las cemitas… entiéndase quesillo, chipotle y pápalo.
Aquí hay tres peculiaridades: el toque de aceite de oliva con ajo confitado le da tonos herbales que son pequ
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