El Columpio Asesino es una de esas bandas que siguen haciendo rock. En sus letras plasman una ideología bien plantada, con significados y no sólo estribillos pegajosos. Esto, acompañado de un sonido crudo y salvaje. Aunque conquistaron nuestros oídos con Diamantes, la banda integrada por los hermanos Álbaro y Raúl Arizaleta, Iñigo Sola, Cristina Martínez y Daniel Ulecia, ya contaba con una trayectoria relevante en España. Ahora nos visitarán para presentar su quinto disco Ballenas muertas en San Sebastián.
Después del knock out provocado con "Toro" y Diamantes, el quinteto necesitaba de una desintoxicación total para crear un nuevo material, "el proceso de grabación de Ballenas muertas en San Sebastián fue especial y muy diferente a lo que hemos hecho hasta ahora. Después de una gira de dos años y el éxito de nuestro disco anterior, nos costó encarar lo que iba a ser nuestro próximo álbum. Estábamos un poco bloqueados de ideas, así que decidimos irnos a un lugar apartado, encontramos un pueblito en una montaña de Navarra, rentamos una casita y montamos un estudio. Estuvimos conviviendo 3 meses, investigando y probando caminos y fórmulas, así surgió el disco", explica Álbaro.
Sobre el nombre y la intención de este material, Álbaro nos cuenta, "Ballenas muertas en San Sebastián es una metáfora de lo que estamos viviendo en Europa y en España. La imagen de una sociedad varada y muerta. Hace dos años vi en la portada de un periódico que había aparecido una ballena muerta en la playa de San Sebastián, un poblado que representa un ícono burgués. Esa imagen tan potente la entendí como el presagio de algo que estábamos viviendo. De ahí el porqué del disco".
En contraste con su cuarto disco, la banda exploró un sonido más oscuro. "No me atrevería a decir que es álbum conceptual, pero se acerca bastante. Todo el trabajo gira en torno a la idea del fin de algo, de una etapa tanto en lo social como lo personal, bajo esos niveles de decadencia se concibió el disco. La idea de la muerte o fin de un momento sobrevuela todas las canciones, es el leitmotiv del disco", comenta Arizaleta.
En cuando al aspecto musical, un cambio notorio fue en la producción, "cambiamos a nuestro productor de toda la vida (Iñaki de Lucas) por nuestro bajista Dani Ulecia. Nos enfocamos a generar una especie de tensión, esto lo hicimos mediante mantras electrónicos, sonidos minimalistas y repetitivos, y ritmos primitivos. Lo que buscamos con este disco es volver a sorprender".
Lo que la banda busca no es "evangelizar" o adoctrinar a sus fanáticos, sino guardar un testimonio musical e histórico del momento que les toca vivir. "Nuestras canciones son retratos de una sociedad y de un modelo que creemos que se nos escapa. Nuestra intención no es cambiar nada, no señalamos culpables, es más, nos vemos como responsables de ciertas situaciones. Lo que nosotros hacemos es lanzar preguntas para que la gente llegue a sus propias conclusiones, cada uno debe elegir su camino".