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Así se le denomina a la disciplina que mezcla artes marciales con gimnasia artística para dar giros, patadas y volteretas que visualmente son muy atractivas.
El tricker Norman –el instructor, pues– incluye en sus clases movimientos de capoeira, karate y un poco de parkour. Desde hace cuatro años entrena a gente interesada en realizar una actividad alternativa. Cualquier persona con ganas de aprender, y que goce de la flexibilidad que demanda, puede acercarse a esta disciplina. Se puede comenzar con una patada básica, llamada hook, o una patada de giro, hasta dominar un movimiento con alto grado de dificultad, como la patada de 360 grados.
El instructor, con certificación ante la Conade, cuenta con conocimientos de primeros auxilios por si hay algún accidente; sin embargo, Norman nunca ha tenido que utilizarlos ya que sus clases son seguras y bien planeadas. El también cinta negra en karate ofrece sesiones personalizadas que pueden ajustarse a tus horarios.
Réquiem tiene una filosofía que se basa en “ser fuerte para ser útil”. El entrenamiento no sólo debe servir a uno mismo sino también a la comunidad en que vivimos, según este instructor.
Comenzó a practicarlo en 2006 y desde entonces continúa con esta actividad. Los grupos son de 10 a 20 personas y dos instructores apoyan la clase.
Su entrenamiento se basa en ejercicios que emulen a los cuadrúpedos, se trabaja fuerza, saltos, resistencia, coordinación y equilibrio. Traceur Project ha sido una plataforma para alejar a los chavos de las adicciones y la delincuencia. Réquiem cuenta que incluso los policías se acercan a pedir informes, cuando antes sólo querían perseguirlos.
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Este concepto incorpora las “fibras de la danza acrobática” y algunas destrezas propias del break dance. Es una clase divertida que revive a nuestro niño interior, pues aprendes vueltas de carro, marometas y a pararte de manos sin el apoyo de una pared. Todo conjugado con secuencias coreográficas que le inyectan dinamismo a cada sesión.
Yenue Guarneros es el único entrenador que imparte esta actividad desde hace siete años. Desde joven, el instructor se interesó por la gimnasia aeróbica y por los movimientos de hip hop.
Esto lo llevó a diseñar una disciplina con “la esencia de los ejercicios de piso de calle y de maniobras acrobáticas circenses”. Las herramientas que se utilizan en esta clase pueden conseguirse en casa: un buró, bastones, sillas, sillones, mesas y todas las superficies planas que encuentres. Las sesiones son personalizadas y multinivel, es decir, según tus capacidades. Conforme avances aumentará el grado de dificultad.
Cada clase es un reto, como subirte a una mesa de 80 centímetros, dar una maroma, caer en un colchón, dar otra maroma y pararte de manos. Todo en un sólo intento. Este tipo de entrenamiento lo puedes realizar en la oficina, en el hogar, en el parque o donde te acomodes. Al fin, lo peor que puede pasar es que piensen que te volviste loco como una cabra de monte.
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Con música de Kylie Minogue y otras intérpretes, el profesor Jesús García comienza la clase con cardio. Es el calentamiento. Después, ejercicios para fortalecer abdomen, hombros y espalda. Finalmente se realiza actividad aérea en telas, aros y trapecio. El entrenamiento no es sólo instrucción física, incluye enseñanza metodológica para conocer las maniobras que se pueden ejecutar en el aire. Al terminar, el estiramiento es muy importante para enfriar el cuerpo.
Con 16 años de experiencia, Jesús ofrece clases de dos horas, dos veces por semana, en la que se activa la inteligencia del cuerpo. Admite a niños a partir de 12 años y a adultos mayores de 80, para quienes tiene un programa de bancos que ayuda a estimular las articulaciones. El vestuario que se recomienda son mallas y playeras de algodón. Por el método que se aplica, la actividad se concentra en los músculos más pequeños, aquellos que están cerca de los huesos.
El plus es la rehabilitación que se adquiere durante las clases: gente con fibromialgia ha dejado los medicamentos para sanarse con ejercicio.
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Proviene de parcours, que en francés significa recorrido. En inglés se conoce como freerunning. Óscar Álvarez, mejor conocido como Bako, tiene bases de tombling y entrena parkour desde hace cinco años. Esta actividad se adoptó en el país hace como 15 años. La clase requiere de ropa cómoda, mucha agua y perder el miedo al fracaso.
Una parte importante de practicar parkour es manejar la autoestima y tener confianza en uno mismo. Cuando superes el miedo podrás disfrutar de movimientos y saltos de precisión de hasta 2.5 metros, además de ejecutar ejercicios como el roll (marometa en el suelo), el pasavallas (en el que se salta un obstáculo con una mano), o caminar sobre una barda o barandal sin perder el equilibrio.
Otros lugares de entrenamiento.
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