4 obras de Teodoro González de León

El maestro de la plástica mexicana Rufino Tamayo encargó a Abraham Zabludovsky y a González de León la construcción de un espacio que albergaría la colección de arte contemporáneo que donaría al pueblo mexicano. El resultado fue soberbio y galardonado con el Premio Nacional de Ciencias y Artes 1982. Entre 2011 y 2012, 30 años después, González de León recibió la encomienda de ampliar 30 por ciento el recinto.

Según González de León, nunca le ha faltado trabajo y, por lo tanto, no lo busca. Una excepción fue este coloso por el que tuvo que concursar. Reforma 222 es una integración admirable del uso habitacional, corporativo y comercial en una zona abandonada tras el sismo del 1985. Sus peculiares formas ya son parte del patrimonio visual del DF. El complejo de tres torres inaugurado en 2008, a diferencia de las obras previas, integra más vidrio y acero que concreto.

Ya entrado en su sexta década, Teodoro hizo equipo con Juan Francisco Serrano, quien construyó la Ibero. Tuvo que renunciar a las mesuras y reivindicar la monumentalidad. El resultado habla de las proporciones mentales del arquitecto: 60 mil metros cuadrados que empatan en algunas de sus formas con el Auditorio Nacional, remodelado casi simultáneamente por el despacho Zabludovsky-González de León.

Tras casi 70 años de haber colaborado en la construcción de Ciudad Universitaria bajo las órdenes de Mario Pani, Teo regresó a los pedregales para colocar la joya en la corona del Centro Cultural Universitario. El museo de casi 14 mil metros cuadrados fue el primero concebido para el arte contemporáneo. Le mereció la medalla de oro de la Unión Internacional de Arquitectos.