Como cabeza de House of Apocalipstick, esta artista, autodenominada showsera, se ha dedicado a llenar toda la ciudad con los beats y la elegancia del vogue. Platicamos con ella sobre cómo llegó a este tipo de baile y sus planes a futuro.
¿De dónde tomas tu nombre?
Franka por la lengua franca y Polari por un tipo de código que usaban los homosexuales en el siglo XVIII, el cual aprendieron de los marineros que comercializaban en las costas, adoptándolo para identificarse.
¿Dónde nace el personaje?
Surgió como un seudónimo para escribir pero en el 2004, después me invitaron a un performance en el Museo Ex Teresa Arte Actual en el Festival Juvenil de la Diversidad Sexual y por primera vez lo llevé a la práctica, a un espacio encarnado en mi cuerpo y desde entonces he trabajado en interacción digital, en blogs contra la misoginia y la homofobia, registrando cosas de baja y alta cultura, para crear un efecto de contraste estético. Todo quedó compilado en la noveleta electrónica Such is Life in Banana Republic.
¿Cómo llegaste al vogue?
Cuando leí Cuerpos que importan de Judith Butler, ella reconoce la importancia del documental Paris is Burning, que habla sobre esto, que es una intersección entre raza, género y clase. Entonces ver el documental y escuchar la música me hizo querer bailar en un Ballroom. Como en México no existía, comencé a organizar las Kiki Balls y ahí conocí a personas con el mismo interés.
¿Qué nuevos proyectos tienes?
Estoy practicando para ser comentarista. No quiero cantar ni hacer hip hop, simplemente ser MC. Además estoy armando un Ballroom.