El 9 de amberes en Zona Rosa
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Bares gay en Zona Rosa

Esta colonia tiene la bandera gay por excelencia. Te enlistamos los bares y antros que puedes visitar

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Zona Rosa es el sitio donde todo comenzó para la escena pública de la comunidad LGBTTTI. Si bien actualmente puedes hallar opciones de diversión arcoiris en la Roma-Condesa, el Centro e incluso el oriente de la Ciudad de México, siempre es bueno acudir al spot pionero.

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Antros y bares en Zona Rosa

  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La comunidad LGBTTTI ya tiene un nuevo centro de reunión en la Juárez. Se trata de una cafetería amigable con las personas diversas que poco a poco ha ganado popularidad gracias a sus eventos y al personal que allí labora.Lo primero que verás al llegar a Varsovia 37 es una bandera arcoíris y una jardinera llena de macetas —también es un vivero así que podrás comprar una planta—.Puedes pasar a cualquier hora, ya sea para desayunar chilaquiles, huevos al gusto, molletes o sincronizadas o para comer en la tarde algo de su selección de platos fuertes, como alambre de pollo, pechuga parmesana, enchiladas o tacos dorados de pollo. También hay ensaladas y elecciones veggie. Si estás de antojo o quieres comer algo rápido, te recomendamos su bagels de pechuga de pavo o tres quesos. ¿Quieres saber lo mejor? Es amigable con tu bolsillo; los precios oscilan entre los $40 y los $110.En cuanto a las bebidas, hay una selección de cafés que el barista te prepara al momento, así como té, chamoyadas, refrescos, aguas de frutas y limonadas. No obstante, la joya del lugar son las cagüamitas, que casi toda la semana están en promoción de dos por $50.Un consejo de experto es acudir los miércoles, pues es un día que particularmente ha sido adoptado por la comunidad LGBTTTI, además de ser el único de la semana en que el horario se extiende hasta las 10pm y la promoción de las cagüamitas sube de nivel: tres por $50.“Yo soy gay, mi novio siempre está aquí conmigo. Desde siempre deseamos un espacio par
  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Cuando el hombre de seguridad me dijo “anímate, en poco tiempo se pondrá bueno”, no entendí a qué se refería exactamente. Me regaló un poco de gel antibacterial. Aunque el caminar agitado de un par de drags daban la sensación de que algo espectacular estaba por venir, para ser sábado por la noche, el Crown en Zona Rosa se sentía más bien vacío. No hay cover y por las medidas de higiene de la pandemia no se puede beber en la barra. Para pasar el rato se debe agarrar obligadamente una mesa, ya sea las periqueras que se encuentran en la entrada, o las mesas tipo cantina en el desnivel que corre como un pasillo largo hasta topar con la consola del dj, que pone pop cien por ciento noventero y de ahí al reguetón de moda y de regreso. Cuando escogí una de las últimas periqueras próximas a la sección de mesas de madera, sonaba “Informer” de Snow. Los muros de Crown sobreviven de la pasada administración, cuando aquí era el Baby, aunque más oscuros y lisos. Las mesas son ocupadas por grupos de amigos, hombres y mujeres casi todos alrededor de los 25 años que departen con alegría. Excepto por un gringo sentado casi enfrente del dj, regordete y alegre, con el que intercambiamos un par de miradas. También había otro galán con pinta de extranjero que bebía y hacía figuras con el humo de su cigarro en el área de fumar. Por lo visto, es un sitio para medio ligar tranquilos en un sábado de pandemia. Los meseros de Crown, con su debido cubrebocas, te enseñan la carta y te comentan del menú; c
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  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Fue una suerte de erótico déja vu. Hace algunos años, en el mismo lugar dónde ahora se levanta Sugar, se encontraba uno de los más históricos sex clubs para gais que han surgido en la Ciudad de México. No estoy seguro si era exactamente en el último local o el penúltimo de esa vecindad, de retoques franceses propios de la belle epoque. Pero es de agradecerse que el edificio mantenga su espacio para poblaciones de diversidad sexual.Sugar ha surgido como un espacio de incidencia drag en medio de la pandemia. Sabes que cualquier día no es un día cualquiera cuando, desde la calle y en el muro amarillo con el letrero en neón del mismo color, te toman la temperatura y anotan en una lista que lleva el control de los asistentes para no rebasar la capacidad permitida, de acuerdo a las reglas de la nueva normalidad. Por lo mismo, lo más conveniente es reservar con anticipación, sobre todo si se planea ir en grupo de amigos.El concepto de Sugar podría entenderse como una terraza algo estrecha partida a la mitad por un muro que soporta la consola del dj. La primera parte, con vista a los árboles, funciona como área de fumar. La segunda, desnivelada a modo de pequeño teatro, es donde se montó el escenario en el que Aurora Wonders, Liza Zan Zuzzi y Tiresias ofrecen su espectáculo musical que arranca oficialmente a eso de las siete de la noche, moderado por Malandro, un hombre de sombrero de copa, plumas púrpuras y ojos alterados por sombras darkis. El ambiente intenta resucitar un cabaret
  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La cita era a las cinco, pero empezaron como a las seis, aunque la espera se compensó por la amabilidad del personal de Nichos. Es que ya estamos ansiosos por contacto humano, ver personas y salir a tomar un poco de aire… y muchas chelas. El lugar es el de siempre, Nicho Bears & Bar en Londres 182 de la Zona Rosa, y así como hay que acostumbrarse a respirar bajo el cubrebocas, también hay que habituarnos a las otras medidas de seguridad para entrar al local: tomar la temperatura y usar gel antibacterial. Después hay que pagar un cover de 50 pesitos y ya entras al ambiente. Está la música de siempre que pone en modo fiesta. Las mesas están separadas —ya saben por qué—. Para leer el menú sobre las mesas está un poco difícil, porque la luz es de antro; aunque también está la opción de descargarlo por un código QR. La carta es corta, y se aprecia que sea así, es más sencillo elegir lo que se va a comer. Hay burritos, sándwiches, baguettes y nachos, todo anda alrededor de los $50 a los $80. Sorprendentemente la comida es buena, mi favorito fue la baguette de pechuga de pavo horneada BBQ y el sándwich de cuatro quesos. El personal, siempre atento, usa caretas y cubrebocas todo el tiempo y rondan por tu mesa, para saber si se nos ofrece algo. El cover incluye un shot de tequila y pues me lo di. Ya entrado en calor revisé la lista de bebidas y hay de todo: vodka, wisky y cocteles con precios accesibles. Pero lo mío es la cerveza de 35 pesos. Hay que gritar mucho para poder platicar,
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  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Parece que fue hace mucho cuando todo el mundo bailaba en los dos niveles de Kinky Bar. Ante la demanda de espacios LGBTTTI abiertos en la Nueva Normalidad, el bar de Zona Rosa ha innovado al crear el concepto “tardeadas para adultos” —no es porno, pero no acceden menores de edad—, que se llevan a cabo de jueves a domingo en la terraza más famosa de Amberes esquina con Reforma. Lo primero que debes saber es que no necesitas reservación, pues las mesas son asignadas conforme llegues y, como ya es costumbre en este sitio, en la puerta te recibe un anfitrión elegantemente trajeado, quien tomará tu temperatura, proporciona gel antibacterial y te explica las nuevas reglas del lugar. ¡Son fáciles!: se debe consumir un platillo por persona, el uso de cubrebocas es obligatorio excepto en la mesa asignada y a cada persona se le cobra $10 por concepto de espectáculo, es decir, el stripper o gogo dancer. Una vez dentro, deberás subir directamente a la terraza del bar gay, cuya decoración es exactamente igual que antes del encierro, solo que ahora tiene mesas estratégicamente distribuidas para conservar los protocolos de seguridad y sana distancia. El menú, al que se accede mediante un código QR, se compone de snacks como tacos y tortas, que puedes pedir de cochinita o chilorio; también hay platos de carnes frías, papas a la francesa, alitas, nachos o banderillas. Las porciones generosas y los precios oscilan entre los $50 y los $85, este último es el caso de la hamburguesa con queso —de
  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
En la ola de antros que se convirtieron en restaurantes o cafés, después de la cuarentena, Rico Club no se quedó atrás. Mientras las noches de sudor y perreo esperan un poco más para retomarse, este antro especializado en la escena LGBT+ en la CDMX aprovechó un espacio en Londres 106 y lo convirtió en Rico Restaurante, y ahora tienen servicio para comer ahí o en modo delivery: es menú de antojitos americanos, tortas, taquitos y alitas con buenas promociones de bebida. Una drag te conducirá a la entrada, donde te tomarán temperatura y darán gel antibacterial para ingresar a una mesa que se sanitiza frente a ti antes de que tomes asiento. A tu alrededor hay letreros neón y buena vibra al estilo lounge de lo que prometen las buenas fiestas, solamente para echar los bocadillos. Hay micheladas de sabores por $100, mojitos hasta de un litro a $130 (probamos pepino y frutos rojos, ambos muy bien servidos) y coctelería con mezcal, ginebra y hasta carajillo; pregunta por la cerveza y sus descuentos. Para antojitos, los nachos con queso y chilli son buena propuesta picosita y de sabrosa carne picada; al igual que las papas envueltas en tocino, aunque el queso pudo tener más sabor. La mini hamburguesa de res con gouda te deja satisfecho por un rato y la torta de cochinita pibil, aunque muy chiquita, tiene un gran sabor con sus respectivas cebollitas moradas. La terraza permite que tengas más luz natural, por si quieres comer tranquilamente y sin prisas; mientras que el interior y sus pa
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  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • precio 3 de 4
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Blow Bar
Blow Bar
Hay un nuevo tumulto sobre la calle de Niza frente a la radiación de neones rosas y morados que incitan a nuevas expectativas en el barrio de Zona Rosa, que a pesar de su fama de tolerancia hacia la diversidad sexual, suele subsistir al filo del desgaste. Se trata del nuevo antro gay de la CDMX Blow Bar, la respuesta reconstruida al melancólico cierre del Boy Bar, de ahí que su distribución sea más o menos la misma: tres niveles en los que se intercambian buenos arrumacos entre penumbras, sudor pop y una caderona y refrescante diferencia: un piso dedicado al reguetón y su irresistible perreo. El vestíbulo me hizo sentir como en una boutique diseñada por Stanley Kubrick, por la calculada decoración futurista. Julia, una amiga que encontré deambulando por Zona Rosa y quien terminó por acompañarme, pudo entrar al denominado cuarto oscuro o hot room en la planta baja. Ahí tropecé con un vato con el que nunca paso de cruzar miradas y me preguntó si Julia era mi novia. Me escapé para darme unos besos en la parte candente que sigue siendo solo para hombres. Creo que la recepción de mujeres en esta fracción es un experimento. El primer piso es el edén bling-bling bajo una exquisita selección de reguetón, en un espacio que combina decoración industrial con paredes de ladrillo rojo que me recordaban los apartamentos de Wall Street —la película de Oliver Stone de 1988—, amplios ventanales con vista a la calle de Niza y una generosa pista en la que además de preservar el baile, también s
  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
Los lugares de encuentro para hombres homosexuales parecen ser lo único constante en las opciones de diversión capitalina. Amparados por la pseudo clandestinidad de la cultura subterránea, estos clubes de sexo sobreviven por encima de los antros y bares que suelen perderse en una accidentada obsesión por la novedad, y el dinero fácil. Sin embargo, algunos se quedan en el camino y ese parece ser el caso de la nueva sucursal de Antifaz, que abrió en el epicentro gay por excelencia, Zona Rosa. Tardé en dar con la puerta principal pues resulta que la entrada se encuentra al interior de un bar. Luego de subir unas escaleras, me encontré con horarios extraños para las dinámicas de este tipo de lugares, 10am-11pm, y con costos que van de los 80 a los 100 pesos, dependiendo de las promociones; se ajustan a una audiencia en su mayoría universitaria de recién ingreso, mayores de edad, obviamente. El lugar cuenta con dos plantas de cuartos oscuros, que quizás por la reciente inauguración se sienten improvisados, con poca dedicación. Y los parroquianos no son los más entrones, acaso por la edad que no son mi target. Como sea, es un lugar que vale la pena conocer, sobre todo en domingo. Recomendado: 10 experiencias de sexo gay que debes probar en la CDMX.
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  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • precio 2 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Malva Club
Malva Club
La calle de Amberes en Zona Rosa, icónica por su amplia oferta de vida nocturna para la comunidad LGBTTTI, recibe un nuevo antro de música electrónica. Malva es un concepto simple, buena música y ambiente hasta el amanecer.  La noche comienza poco más tarde que en los antros de la zona, a las 11pm apenas empieza a tomar forma. En la entrada te reciben drags —algunas ya conocidas dentro de la escena nocturna como Pixie Pixie, Kobra y Marte Rex, ex ganadoras de la Carrera Drag de la CDMX—. Aunque por fuera la puerta es angosta, es fácil dar con Malva gracias al letrero iluminado que te recibe y el sonido que emana de la terraza.  En el primer nivel te encuentras un espacio un poco conservador en apariencia y clásico de un antro oscuro. Hay sillones con mesas al centro tipo VIP, periqueras con bancos altos y una barra al fondo, con una decoración de grecas terciopelo y luces rojas. Aquí los beats son ejecutados por los djs residentes Danny Mart y Manuel Saavedra; predomina el electrohouse, circuit y algunas mezclas de electropop. Si eres fan de estos clásicos del ambiente gay este es tu lugar.  En la terraza el ambiente cambia. El lugar es más amplio e iluminado con neones rosas y luces verdes. A las orillas encuentras sillones cómodos para cuando te canses de bailar, vaya que fueron de gran ayuda. Aquí, la noche era de perreo intenso y para nada nos defraudó, escuchamos desde las rolas viejitas de Don Omar hasta lo más nuevo de Maluma y J Balvin, pero sin volverse tedioso al al
  • Gay y lésbico
  • Zona Rosa
  • precio 1 de 4
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Daddy
Daddy
Daddy es para bailar, ligar y tomarse fotos frente a sus grandes letreros de luces neón. La sala principal resultó ser nuestro lugar favorito para jotear toda la noche. En la puerta de Daddy, un letrero verde con el nombre del lugar te recibe junto a algunas drags que varían dependiendo el día, las recurrentes son Amondi Blunt, Tiresias, Dolores Black y Kanela. Luego de un pasillo, una cortina negra oculta el interior de un bar bastante amplio (poco común en los antros de la zona) y repletos de neones principalmente en verde y azul. El estilo industrial de esta especie de bodega de concreto con dos barras y baños con grafitis que te hace sentir el furor de estar en una fiesta clandestina. Busca en las redes sociales quién tocará el día que vayas, pues el dj cambia cada semana. La noche que fuimos, la terraza estuvo a cargo de Don Esquivel Viiaan y Villaseñor con techno. Abajo, los beats no fueron muy variados; saltaban de un pop dosmilero común a un electropop bailable (nostálgico pero nada sorpresivo). Esto hizo que cayera la emoción de escuchar a Britney o Rihanna y de pronto algo que no venía al caso. En la terraza la música es un poco más tranquila y es ideal para fumar con la vista de los edificios de la Juárez.  Auguramos buen futuro para este nuevo antro de la Ciudad de México, pues se antoja como un espacio para desahogar un poco los concurridos antros de Zona Rosa y los bares del Centro, —por lo menos no mueres de calor en cuanto entras—. Además, no hay cover, hay pr
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