Fuente del Quijote

El otro Chapultepec

El otro Chapultepec:el que no necesariamente sabe a domingo, el que disfrutaron los papás de los papás, el irrestricto, el que compartimos a continuación luego de echar mano de libros y paseos

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Cuando alguien dice que Chapultepec tiene forma de chapulín o grillo, y que de ahí el nombre, debe referirse exclusivamente al cerro en el que se instalaron los mexicas cuando recién llegaron a la cuenca  hidrográfica de México, que entonces sí era hidrográfica, y no a las tres secciones del bosque que hoy conocemos y que desde el avión, o en los mapas, tiene forma más bien de animalito moribundo, de conejo en la luna destazado, de laguna mental. Es hora de juntar en nuestra cabeza los pedazos de Chapultepec, que además de pulmón es el corazón de esta cuenca grillosa. Para empezar propongo acercarnos a algunas de las atracciones más bonitas y, acaso, menos transitadas. Salvador Novo le puso "In Xochitl in cuicatl" a este espacio magnífico, uno de los más apacibles en la ciudad.

Cuando uno entra por un costado de la Tribuna Monumental dedicada
al Escuadrón 201, a pocos pasos del ahuehuete el Sargento que, según la tradición, plantó Nezahualcóyotl, la primera sorpresa es la música que emana de varias bocinas. Enseguida llama la atención que haya tan poquita gente disfrutando de la música (el género cambia según el día de la semana). Al fondo está la entrada a una cueva tapiada.

Dan ganas de quedarse toda la tarde en una banca, pensando o leyendo alguno de los libros que prestan gratuitamente.

Puerta de las Flores. Constituyentes esq Chapultepec, Primera Sección. Gracias a Porf rio Díaz tenemos esta hermosísima fuente que hoy está rodeada por una cerca ("la cerraron desde que se robaron las esculturas originales en los setenta", me cuenta un guía) y que ya no tiene libros como al principio ("la gente empezó a robárselos", continúa). Las esculturas nuevas, sin embargo, están padres: don Quijote está representado por Salvador Dalí, mientras que Sancho Panza es Diego Rivera.

Chivatito esq Calzada del Río, Primera Sección. Casi todos sabemos que existe, varios habremos ido de niños o de pìnta de adolescentes, pero ¿hace cuánto que no se nos ocurre pasar un sábado aquí? Este lago es mucho más bonito y tranquilo que el de la Primera Sección, que es eminentemente familiar. Pocos lugares más románticos y agradables que el Lago Mayor, con su Restaurante El Lago cada vez más refinado y menos elegante, pero en donde todavía se come muy bien. Que no dé miedo parecer y ser cursi, ¡vale la pena usar uno de los botes con forma de cisne!

Fernando Alencastre esq Kiosco, Segunda Sección. Nada lejos de Los Pinos ni del Lago Menor se yergue un monumento de madera que obsequió el gobierno de Canadá a nuestro país en 1960. No es que el tótem resulte particularmente hermoso, lo disfrutable aquí son las lomitas de alrededor, ideales para picnics y arrumacos. Más o menos cercanos están el laberinto y el salón de espejos, en donde no deberían aplicar los arrumacos.

Puerta Quebradora. Constituyentes esq Quebrada, Primera Sección. Esta candorosa casita que alguna vez alojó a los guardabosques de Chapultepec ofrece actividades valiosas que casi nadie conoce, como si se tratara de una sociedad secreta para jugar ajedrez, hacer yoga y ver películas, todo gratis. ¿Qué estamos esperando para unirnos?

Puerta de las Flores. Constituyentes esq Chapultepec, Primera Sección. La más misteriosa de las tres, la que sirve de atajo para subir a Santa Fe, la que está llena de casas y barrancas, la de la jauría salvaje. Aquí se encuentra la Casa de la Tía Toña, posiblemente la «casa embrujada» más famosa de la Ciudad de México.

Es difícil precisar su ubicación exacta. Está en la calle Cumbres de Acultzingo, a espaldas del Panteón Dolores. Para llegar a la casa hay que pasar por un puente colgante. No digo más, es mejor que la leyenda siga construyéndose sola.
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