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Los tacos al pastor no sólo son uno de los platillos más representativos del DF, sino de la cultura prehispánica del país. Algunos códices dentro del Museo del Templo Mayor revelan que, en tiempos de Nezahualcóyotl, el tlatoani comenzó la tradición de preparar un platillo como ofrenda para Huitzilopochtli, máxima deidad mexica.
Después de un sacrificio humano, la carne era preparada en hornos verticales y rebanada finamente. La piña era agregada para representar al dios Sol. Luego, los sacerdotes enrollaban el manjar en tortillas y comían los tacotls en un ritual privado.
Tras la conquista, la carne del platillo fue sustituida por puerco, cuyo sabor era el más parecido al de los humanos. La Independencia trajo otra metamorfosis del taco al pastor, representando la bandera con cilantro (verde), cebolla (blanco) y axiote (rojo).
Después de un sacrificio humano, la carne era preparada en hornos verticales y rebanada finamente. La piña era agregada para representar al dios Sol. Luego, los sacerdotes enrollaban el manjar en tortillas y comían los tacotls en un ritual privado.
Tras la conquista, la carne del platillo fue sustituida por puerco, cuyo sabor era el más parecido al de los humanos. La Independencia trajo otra metamorfosis del taco al pastor, representando la bandera con cilantro (verde), cebolla (blanco) y axiote (rojo).
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