Desde hace tres años ocupan un espacio en el que reciben de manera constante a innumerables amantes del chocolate, quienes aparecen con frecuencia para recibir pequeñas dosis de felicidad para llevar. Los estantes de cristal y la mesa central del establecimiento están repletos de golosinas, tabletas crocantes (con avellanas, malvaviscos o macadamias), galletas, cáscaras de limón o naranja recubiertas, mermeladas caseras, brownies, panqués glaseados, madalenas esponjosas y malvaviscos con esencias. Todos apetitosamente presentados.
Sin embargo, los verdaderos tesoros están resguardados en refrigeradores protegidos del calor y la humedad: eclairs, macarones y las joyitas del lugar, bombones y chocolates manufacturados con técnicas artesanales, con lustrosos templados y deliciosos contenidos. El cacao proviene de Ecuador, Bolivia, Venezuela y República Dominicana, y se fusiona con frutos de temporada, notas cítricas y sabores especiados, gracias a la genialidad del chef Luis Robledo Richards. El bombón de caramelo con maracuyá es uno de los más codiciados del momento. Puedes elegir entre bomboneras armadas o pedir una cajita de delicias especial. Mientras la preparan, aprovecha para paladear una tarta de chocolate, coronada con un diminuto macaron.