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Lugares para bailar en la Ciudad de México
Cuando a Tlalpan se le van apagando los puestos de ambulantes y el bullicio del Metro Portales, algo cobra vida: las risotadas de los borrachos de las cantinas de la zona, las lentejuelas de los vestidos de las prostitutas y las luces del salón de baile California Dancing Club: “el Califas”. Si el baile es una religión, aquí está su templo. Los fieles llegan puntuales, incluso en domingo, para mover las caderas al ritmo del sonido de las agrupaciones latinas en vivo. Hoy el culto lo dirigen Las Estrellas Andinas. En otros tiempos, fue la mismísima Celia Cruz o la Banda El Recodo quienes dictaron la ceremonia.
Qué maravilla los cabarets. Qué maravilla el Barba Azul. Puedes ir en martes y sentir que es sábado. Puedes ir en sábado y sentir que la noche será eterna, que eres un personaje de película de ficheras. La noche del DF no ha perdido su personalidad original, esa que es sórdida, sucia y encantadora. Pedir canciones cuesta treinta pesos. Te las dedican o las cantas. Un amigo envalentonado cantó "Yo no sé mañana" y recibió aplausos.
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Quien no conoce el Salón Los Ángeles no conoce México. Se trata de la pista de baile más antigua del Distrito Federal, que este año celebra su 75 aniversario. Abrió sus puertas el 2 de agosto de 1937 y desde entonces sus 2 mil 500 metros cuadrados han recibido a figuras como Diego Rivera, Fidel y Raúl Castro, Ernesto "Ché" Guevara, Mario Moreno "Cantinflas”, Germán Valdés "Tin Tan” y prácticamente todas las estrellas de la Época de Oro del cine nacional. De hecho, el musical Aventurera, todavía en cartelera, comenzó aquí su historia, antes de Carmen Salinas, claro está. Hoy, Los Ángeles es más frecuentado por turistas, pues es el único salón de baile que aparece en guías turísticas.
Recién salidito del horno, el Kimbara está hecho especialmente para los amantes de la salsa. Ahí olvidarás el ajetreo de la ciudad con ritmos latinos y por fin saldrás del Mama Rumba o del Salón San Luis. Hay DJ y grupos en vivo que harán que muevas los pies en la amplia duela central. Cuenta con una sala VIP en la parte superior para alejarte del bailongo. Hay promoción de 2x1 todos los jueves en la barra.
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Con un gran letrero luminoso presumen de ser “su lugar romántico de México”. Esta es la entrada a un salón de baile con 73 años de tradición. Su aire retro de inmediato transporta a una época de machos y ficheras. Una mujer ataviada con un vestido negro aterciopelado recibe a quienes ingresan a este submundo ficheril. La decoración es igual a la de cualquier cabaret estancado en los años cincuenta: luz tenue, tonos rojizos, espejos en las paredes y chicas de falda corta sentadas en las piernas de los comensales u ofreciendo un baile por 30 pesos. Además de grupos de señores que pagan por la compañía de alguna chica, también van congregaciones de hipsters y expertos en salsa que acuden para bailar con música de orquesta en vivo. Por aquello de la ficha, no hay que extrañarse de que pidan consumo mínimo (puede ser de hasta 400 pesos), o que un refresco chico o una cerveza cuesten 55 pesos. Todo esto son pequeñeces por la experiencia de ser parte de un lugar donde el tiempo parece haberse detenido.
Transpórtate a Cuba en plena Condesa. Las bebidas, la comida y la decoración te harán sentir en el Caribe mientras bailas al ritmo de bandas en vivo y música latina.
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Todos los caminos llevan a Mama Rumba. Quien no ha ido puede considerarse extranjero en la ciudad. Lo revisitamos por ser catedral del mojito en el DF y para comprobar que luego de 21 años sigue siendo referencia obligada del guateque cubano en la Roma. Nació como un centro de gastronomía caribeña y creció por gracia de un grupo de teatreros cubanos que llegaron para trabajar ahí, nos cuenta Luis Tukio, su gerente. Su ambiente ha ganado tal fama que igual ha celebrado ahí su cumpleaños el director de cine Martin Campbell (La máscara del Zorro) o la actriz Catherine Zeta Jones.
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