Más que un restaurante, el Casino es una institución en lo que se refiere a cocina española. Es famoso por su ambiente fastuoso, por sus platos típicos, sencillos y abundantes –como la paella, la fabada y la tortilla de patatas– que invitan a la ingesta ilimitada de buen vino; pero eso ya todo mundo lo sabe… Si se le quiere dar un nuevo giro a este espacio, vale la pena visitarlo por las mañanas, cuando el sol apenas toca las calles del Centro Histórico.
Desayunos con aire de lujo viejo: mesas superpuestas, meseros que siguen al pie de la letra el protocolo de un servicio exacerbado y un menú que ofrece tanto picantito mexicano como grasita a la española. La opción son los huevos rotos, estrellados sobre una cama de finas patatas fritas en su máximo punto crujiente, coronado todo con trocitos de jamón serrano. Para acompañar bastaría un jugo de naranja recién hecho, pero si lo conviertes en mimosa la experiencia será incomparable.