Bocagrande BBQ
Foto: Alejandra Carbajal
Foto: Alejandra Carbajal

Restaurantes y cafés en la Condesa

Los mejores lugares para comer en esta colonia de la CDMX

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Antiguamente, esta zona era una gran hacienda que pertenecía a María Magdalena Dávalos y Orozco, una mujer reconocida por su capacidad para administrar brillantemente sus negocios y tener una posición acomodada al tener el título de condesa. 

Actualmente, la Condesa es una de las colonias más populares de la CDMX y le rinde homenaje con su nombre a la que alguna vez fue dueña de ese espacio. Entre sus peculiaridades encontrarás el famoso Parque España y el Parque México. La música no podía faltar, alberga algunos de los mejores lugares para ir a conciertos en la Condesa o fiestear a lo grande en los antros y bares en la Condesa

La comida es otro tema importante y este barrio ofrece opciones imperdibles para que te vayas con la barriga llena y contenta, te pasamos la lista de los mejores lugares. 

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Lugares para comer en la Condesa

  • Panaderías
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La chef americana de raíces filipinas, que ha cocinado en restaurantes con estrellas Michelin como Marea o NoMad Hotel en Nueva York inició su etapa mexicana con la apertura de Galea, en la Roma, codo a codo con el chef Rafael Zaga. Hace unos meses hizo realidad uno de sus sueños con Iddi’s, una cafetería donde puede jugar mucho más alrededor de su panadería y postres favoritos. Esta nueva esquina de la Condesa es muy cómoda para trabajar o desayunar con tu bestie. Al preguntarle qué significa Iddi’s, la chef nos cuenta: “yo tenía de apodo “Iday”, que se deriva de la palabra “inday”, en la lengua de mi familia, Bisaya, del sur de Filipinas. Inday significa “niña”, pero mi hermano gemelo no podía pronunciarlo y solía decirme Iday. Ahora toda mi familia me llama Iddi.” Mientras elegimos qué probar, la chef nos dice que su favorito es el pastel de chocolate, y con mucha razón. Es un poema choco-esponjoso con relleno de ganache de caramelo, que no llega a empalagar. Al preguntarle sobre este nuevo proyecto, la chef dice “tengo mucha experiencia en fine dining, pero lo que hace sonreír a mi alma es preparar cosas simples pero bien hechas. Amo hacer platos creativos, pero creo que hay mucha belleza en una galleta deliciosa que te lleva a otro momento de tu vida [...] Por ahora nuestro menú es muy neoyorkino, porque crecí ahí y lo extraño. Hay coffee cake, honey bun, pero van a cambiar según lo que me guste comer. También hay un pastel de dátil, que es receta filipina de mi familia.
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
¿Todos los días te bajonea el terrible futuro del planeta? Se sabe que los procesos de la industria alimentaria necesitan cambiar urgentemente para evitar peores consecuencias en las próximas décadas, especialmente en el tema de desperdicio de comida. Aquí hay un equipo que está intentando hacer las cosas de otra manera. Baldío es el primer restaurante completamente cero desperdicio en la ciudad. Se trata de una colaboración con el restaurante londinense Silo, reconocido por lograr reducir a cero sus desechos (por ello tienen una estrella verde Michelin) y los hermanos Lucio y Pablo Usobiaga, de la red de agricultura regenerativa en las chinampas, Arca Tierra. Para Douglas McMaster, “el desperdicio es una falla de la imaginación”, así que entre ambos restaurantes realizaron una investigación previa minuciosa antes de abrir Baldío, ya que todos los insumos, la carta de bebidas, incluso el mobiliario viene de proyectos sustentables, trazables y, en su mayoría, cercanos a la ciudad. Además, lo que no proviene de la chinampa se trabaja en colaboración directa con los agricultores, adaptándose a la biodiversidad local y las estaciones.  Para las proteínas como la res o el cerdo, por ejemplo, buscaron iniciativas que evitaran lo más posible el sufrimiento animal. Los vegetales, cargados de nutrientes, por supuesto vienen de la zona lacustre de la CDMX; luego, en todos los platillos aplican métodos diferentes para evitar generar desechos, esto a través de un conocimiento profundo
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  • Sur de Asia
  • Condesa
Después de comenzar como food truck, hace unos meses estrenó local en la Condesa este concepto de comida callejera vietnamita. La leyenda cuenta que el dueño se encontraba de viaje en aquel país asiático y encontró una similitud entre las tortas mexicanas y los Bánh Mì, una especie de emparedado vietnamita. Se trata de un pan blanco crujiente como un bolillo, relleno de una mezcla de carnes, vegetales frescos y encurtidos, salsas y casi siempre paté. Así que decidió traerlas a México para compartir un poco de lo aprendido. En Saigoncito tienen Bánh Mì de cerdo, pollo, hongos y el especial de la casa con cerdo y pollo ($165). Este último fue el que probé y es una mezcla de texturas por las verduras crujientes, la suavidad del pan y la jugosidad de la carne. Hay partes que se sienten más avinagradas por los encurtidos, pero gracias al cilantro y a la menta, es refrescante cada bocado. A pesar de llevar jalapeños, a mí me faltó lo picante de la cocina vietnamita. Pregunté por alguna salsa, pero solo tienen ya envasadas como siracha. Tampoco sentí el paté, lo cual es decepcionante si te gusta este embutido. Me llamó la atención que ofrecen papas a la francesa; su especialidad son las Saigoncito ($70) con cilantro, mayonesa de ajo, salsa hoisin y ajonjolí. La idea es buena y el toque del cilantro es una sorpresa al paladar. A pesar de que solo la parte superior tiene salsas, no te tardes en consumirlas para que no se remojen demasiado. Los sabores que encontrarás son agridulces y
  • Española
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Es rarísimo que un restaurante nuevo alcance tal popularidad a semanas de haber abierto y encima la mantenga con el paso de los meses, pero este lugar, del chef Jesús Pedraza, rompió todas las expectativas, gracias en parte al uso que hace de la nostalgia dirigida a aquellos cercanos a los bares de barrio madrileños.  La primera vez que me acerqué e intenté entrar sin reserva no tuve éxito, así de socorrido ya estaba el lugar, por lo que debo advertirte que si no llamaste para reservar, debes llegar muuuy temprano.  El chef, orgulloso hincha del Atlético de Madrid (Aleti pa’ los cuates) se deja ver detrás de la barra o entre las mesas sonriendo y aceptando felicitaciones de los comensales. Su carisma ha sido plasmado en cuadros por diferentes artistas, incluso su propia versión Simpson, que verás en uno de los muros.  Los aciertos empiezan desde algo tan sencillo como la tortilla de papa. Sin duda, una de las más fieles a las de Madrid que encontrarás en la CDMX. Normalmente se pasan de cocción, pero ésta lleva el centro súper tierno, papa troceada y, como debe ser, un gran aceite de oliva que no se esconde. Ojo, odias el huevo poco hecho, da dos pasos para atrás, si no, con ésta y un vermút de grifo vale la pena el almuerzo, pero si ya esperaste para conocerlo, ve con tres amigos para probar mucho más.  Otro que nos dio la sorpresa fue la ensaladilla rusa; no es el plato más afamado del mundo, pero aquí es bastante agradable para picar. Lleva huevo cocido, aceite de perejil,
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  • Cafés
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Hay que confiar mucho en tu producto para entrarle a la movida de las cafeterías de especialidad en la Condesa. Son bastantes y hay vecinos muy exigentes. En esta nueva casa tostadora frente al Parque España no solo están familiarizados con todo el proceso de producción, desde la tierra hasta la taza, sino que tienen el distintivo de su gran servicio. Me cayeron bien en el momento en que todo el equipo me explicó amablemente y sin esnobismos cualquier duda que tuve sobre el café que estaba tomando.  Frente a ti está la máquina donde si tienes suerte estarán tostando el grano y junto, en una pared, está la rueda de los cientos de notas que se pueden encontrar en un sorbo de café. Elisa Moreno (amamos el girl power de las cafeteras) es la maestra tostadora y viene de familia de caficultores de Coatepec, la meca del café veracruzano; incluso acaba de quedar entre los 18 seleccionados de la 8a Competencia Nacional de Tostado.  Con estos datos, estaba segura que el café iba a ser bueno y sería un gran lugar para probar filtrados, ya sea con café lavado, honey o natural, y conocer sus diferencias. Si quieres comprar, tienen bolsas de cada proceso para llevar a casa. Como tenía antojo de algo cítrico, me fui por el espresso naranja: shot de espresso y jugo natural, perfecto para trabajar a medio día acompañado de un scone o un esponjoso turbante de chocolate. Síguelos en sus redes sociales para conocer las actividades que realizan aquí, como clases de acuarela todos los sábados a c
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Justo cuando pensé que la Condesa ya no podría sorprenderme di con una de las propuestas más interesantes de los últimos meses. Gaba es cafetería de día, restaurante de autor de noche. A mi llegada, pasé la primera barra de café y llegué a un espacio rectangular, pulcro y minimalista en el que no supe bien a bien qué esperar.  A cargo del menú está el chef Victor Toriz (luego de su paso por Bestia en L.A. y Arca en Tulum) a quien, junto con su equipo, puedes ver moviéndose de un lado a otro en la cocina abierta en este saloncito. Su cocina posee un tinte arriesgado que la vuelve fresca y joven. Casi todos los platos que probé tuvieron algún elemento que me hizo pensar “órale, ¿cómo se le ocurrió?”, ya fuera en texturas, combinación de sabores o presentación.  Para comenzar, la entrada más icónica de Gaba es el paté de hígado de pollo con un centro de mermelada de jamaica. Lo presentan como rositas hechas con duya como si fuera betún de pastel, pero una vez que lo untas en rebanadas de pan de masa madre notas que el dulce es apenas un toque que redondea el sabor intenso del paté. Pero mi entrada favorita fueron los mejillones con frijoles de la olla: tiernos y para nada sobrecocidos como suele suceder en otros restaurantes.  A sugerencia del chef, probamos más platos con pescado. Desde mi asiento podía constatar la frescura y el buen trato que le dan al producto, casi como cuando ves preparar un omakase japonés; lo cual, como comensal, da mucha confianza. Así llegamos a la pes
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  • Cafés
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
La competencia de cafeterías es dura en la Condesa. En Borel lo saben y están dispuestos a dar la batalla. Llegamos un poco después de las tres; el sol estaba haciendo de las suyas y por lo mismo pedimos unas velvet sodas para combatir el calor. Tanto la de lychee como la de pepino-limón tenían un sabor sutil y un efecto refrescante.  Ya sin tanto calor, exploramos el menú. La carta es de muy buen tamaño, hay opciones para todos los apetitos y disposiciones. Pedimos la Ensalada Thai que consistía en ejotes y papas cambray bañados en un aderezo de tahini y cacahuate cremoso y un poco picante. Nos sorprendió por la complejidad de su sabor; además, la combinación de texturas de los ejotes crujientes con la suavidad de las papas, completaban una experiencia sensorial plena. También probamos el sándwich de roast beef en baguette, con salami y queso mozzarella acompañado de papitas. No decepcionó ni un poco.  Entonces llegamos a la parte del café. Pedimos un latte y un matcha. Ambas bebidas estaban muy bien, pero cuando las quisimos acompañar con un cruffin frambuesa o un kouign amann, ¡oh decepción! Resulta que se les había acabado el pan dulce. Hubiera sido el broche de oro, y aunque todo estuvo muy rico, sí echamos de menos el pancito. Nos aseguraron que era por ser domingo, que entre semana e incluso en sábado sí hay pan exhibido en la ventana, solo tuvimos mala suerte.  Tip: Es un lugar pet friendly, de hecho hay un perrito del lugar muy agradable.   Te recomendamos: Rutas caf
  • Cafés
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Usar la bici hoy no es lo mismo que hace diez años, más o menos el tiempo que llevo usándola como medio de transporte. Con la explosión de usuarios de Ecobici, las ciclovías, los cafés ciclistas y el nacimiento de decenas de grupos de rodadas, la comunidad en la CDMX está más viva que nunca. Rutas es un espacio en la Condesa que nos recibe a tod@s alrededor del café de especialidad.  Brenda, Gustavo y Sebastián Miranda (ciclista de ultrafondo profesional) comenzaron esta cafetería con la intención de unir su pasión por la bici y el café. Y ha ido creciendo para dar cabida a proyectos de amigos de la comunidad ciclista: dentro hay un taller donde arreglan todo tipo de bicis, ropa y accesorios para rodar, fotos profesionales de ruta, hidromiel Biking, panquecitos de plátano de Monstruoso vegano y chela artesanal, por mencionar solo algunos.  El local esconde mucho más que las mesitas que ves desde la calle; pasando la pared con los premios que han recibido en competencias, sigue la barra de café mexicano, luego la boutique de ropa, el taller y, hasta el fondo, además de otras mesas para el home office, hay un mural que muestra un mapa con los recorridos de ruta que puedes hacer a puntos cercanos a la ciudad.  Son tan clavados que todos los que integran el equipo (baristas incluidos) pedalean. De hecho, si eres capaz de llegar a las 6:30am, todos los días hacen una rodada tempranera por la ciudad, en la que te regalan un cafecito antes de partir. (Si eres principiante lánzate lo
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  • Condesa
  • 3 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
Un grupo de provocadores se atrevió a hacer los primeros tacos hard shell (así es, como los Taco Bell en Estados Unidos) en la CDMX. Con la actitud de "que arda lo que tenga que arder" Los Bernardino's abrieron en la Condesa, aun cuando sabían que se enfrentarían a un incendio de reacciones en redes sociales.  Su nombre viene de San Bernardino, el poblado donde se originaron los primeros tacos con este tipo de tortilla crujiente en California. Además, en su local por todas partes hay detalles que remiten la cultura chicana de la costa Oeste de EU: los autos tuneados, grafittis, una tele y una grabadora noventera, adornitos como de casa de la tía. Cada rinconcito me tenía fascinada mientras esperaba mis controversiales tacos crujientes. Entre ellos hay tres opciones, de los cuales destacan los Originales, que llevan carne molida, guacamole, crema ácida, lechuga y pico de gallo. Y los Deluxe, que en lugar de lechuga llevan mermelada de tocino y queso amarillo. Advertencia, quizás la experiencia se disfruta más si dejas a un lado las comparaciones con los tacos callejeros o las tostadas de toda la vida y vas mentalizado a que esto es otra cosa, con su propia identidad. Estrellitas para lo crocante de la tortilla, para la carne (con muy buen sazón y ese punto casero que no tienen las cadenas) y para la salsa de mesa sriracha con un toque de habanero; lo que a mi acompañante y a mí nos quedó a deber fue la acidez de la sour cream.   Sinceramente, más que los tacos, la que me conqu
  • Condesa
  • 4 de 5 estrellas
  • Crítica de Time Out
En mi paso por la gastronomía mexicana, es en el vino y en el café es donde he encontrado a la gente más apasionada y obsesiva sobre cada detalle de su mundo. Así que, aunque no me sorprendió que en Malcriado (“Malcri” para los cuates) fueran clavados, no esperé que iba a recibir una clase tan completa sobre su café. Emilio Patiño, quien está a cargo de la barra, trabajó antes en Cafeología en San Cristobal de las Casas, un proyecto de investigación, educación y producción de café de alta calidad. Puedes asegurar que ponen mucha atención a los granos que traen, de hecho todo el equipo lo cata dos veces al día para conocer perfectamente cómo viene y qué perfil vas a encontrar en tu taza.  Para comenzar la experiencia cafetera, pedí una trilogía, que es un recorrido por la planta hasta llegar al grano. Llegaron tres copas, la primera con una infusión de flor de café que recordaba a té de jazmín y flores de azahar; la segunda, infusión de cáscara de café, con notas a ciruela pasa y tamarindo, y el viaje culminó en el café filtrado, que en copa te obliga a degustarlo con los sentidos abiertos.  Dentro de los filtrados, todos chiapanecos y de tueste medio, hay tres estilos según el perfil que busques cada día. El “equilibrado” se acomoda a la mayoría de los gustos y el que usan en sus cafés de máquina; también está el “delicado”, mucho más elegante y aromático; y luego viene el “inusual”, el más experimental, que disfruté hasta la última gota con notas ligeras a vinos naturales y
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