Descubre las loncherías, las mejores tortas ahogadas y chiles en nogada en la Ciudad de México.
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Comida mexicana en la CDMX
Su lema es que son “El restaurante más bonito de México”. Desde su apertura en 1964 su calidad gastronómica ha fluctuado en fuertes altibajos. En algún punto se convirtió en un restaurante exclusivo para extranjeros, comidas de negocios y gente mayor, para muchos quedó en el recuerdo como el lugar donde alguna vez comieron con la familia, es un lugar que hoy sigue inspirando nostalgia. Su presencia junto al Lago Mayor del Bosque de Chapultepec ha perdurado por más de 50 años; o dicho de otra manera, es un ícono de la historia restaurantera de la Ciudad de México.
El nombre Félix Candela te sonará más familiar si lo relacionas con el edificio de la Bolsa Mexicana de Valores; el Mercado de Coyoacán; así como las estaciones del Metro San Lázaro, Candelaria y Merced; todas construidas por el mismo arquitecto que le dio forma a El Lago, con su diseño característico de paraboloide hiperbólico. Esto resultó en un estético restaurante con una de las mejores vistas panorámicas a un costado del lago, posteriormente retocado por Sordo Magdaleno, arquitecto de los hoteles Presidente Intercontinental y Sheraton María Isabel.
En El Lago no encontrarás propuestas sofisticadas de gastronomía, sino comida mexicana. Hoy, por qué no, se enfoca en la cocina mexicana contemporánea, esa que involucra ingredientes de cualquier parte de México y presentaciones llevadas a la región más colorida y vistosa para el ojo.
Aún se mantiene ideal entre los restaurantes para turistas porque el enamoramiento q
La expresión “huele a pan” toma un sentido completamente diferente cuando pasas por esta panadería, especialmente entre 1 y 3pm, pues es la hora de la comida de los oficinistas en la zona de Barranca del Muerto. La calle no sólo huele a pan, sino que huele a toda la gama de aromas que un horno puede expedir; como especias, levadura y alguna salsa. Esto se debe a la bipolaridad de la Hogaza, porque de ser una panadería en Plateros (a la vuelta), expandió sus horizontes para ofrecer más delicias que combinen perfectamente con un pan fresco y recién horneado en este restaurante. Ahora puedes disfrutar de ambas modalidades.
Todos los panes como cuernitos, baguettes, pasteles y tartas de la panadería, también los puedes adquirir aquí.
Este restaurante tiene una terraza con un par de mesas y en el área interior unas cuantas más para que comas y bebas café chiapaneco recién hecho. El menú es como el de una fonda y los precios lo sustentan. Para desayunar hay chilaquiles con pollo o huevo, a 40 pesos. Tienen todas las posibilidades de revoltura con huevos: con chorizo, salchicha, tocino y hasta espinacas. Si tienes el estómago delicado pide un plato de frutas surtidas con queso cottage. En realidad, yo probaría los molletes porque el pan es excelente y en el menú los anuncian con “con pico de gallo y un toque de especias”.
Para comer la cosa se pone aún mejor, hay ciabattas con jamón de pavo, serrano y de pechuga; probé la de salami artesanal con queso manchego y quedé mucho más que
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Si hay tacos, seguro estaré ahí, pero si hay tacos al carbón, estaré ahí como mandil y soplador de palma, por eso visité Safari tacos al carbón, un restaurante clásico en Lindavista que parece perdido en el tiempo. Desde que entras sabes que es un lugar que ha resistido a los cambios bastante tiempo.
Desde la puerta se ve al fondo la parrilla y al responsable de carbonizar las cebollitas. Cuando me senté el mesero me preguntó si quería menú o tacos. Obviamente me fui por los tacos. Mientras esperaba mi orden vi desfilar platos con pechugas empanizadas con arroz, atún a la vizcaína y carnes asadas acompañadas de ensalada y puré de papa —”¿hice lo correcto?, ojalá no me arrepienta”, pensé—.
De entrada pedí el clásico de la casa, el taco safari, una porción generosa de 250 gramos de filete de puerco que llegó a la mesa sobre dos tortillas. La carne estaba suave y jugosa. Después arribó el de rajas con queso manchego. No estaba mal, pero el chile poblano carecía de sabor. A pesar de estos dos enormes tacos, me atreví a pedir uno de chuleta fresca que casi aplaudo de pie.
Si bien los tacos tienen buen sabor, me decepcionaron las salsas verde, roja y pico de gallo, que parecieran no tener alma, simplemente eran ingredientes molidos. Mientras me desabroché el cinturón, me percaté que el restaurante es frecuentado por mucha gente de la tercera edad que por cómo interactuaron con los meseros, parece que llevan años visitando el lugar.
El costo de los platillos está balanceado con la c
La hermana menor de La Poblanita, que sí está en Tacubaya (1947), ya tiene casi una década deleitando los paladares de los colonos con especialidades mexicanas. Entre semana tiene un toque godínez que los sábados y domingos se convierte en ambiente 100% familiar. Aparte de caldos de gallina, variedad de moles, guisados y otras especialidades, hay menús para tu próxima fiesta. ¿Lo mejor? La temporada de chiles en nogada empieza desde el Día del Padre. Es buena opción para llevar al amigo extranjero y consentirlo sin gastar mucho, mientras Diego Rivera, Frida Kahlo, Benito Juárez, Miguel Hidalgo ¡y hasta Luis Miguel! los observan desde un mural.
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Es nuestro speakeasy de pozoles. Se trata de un restaurante ubicado al interior de un departamento. Para los fines de semana es recomendable hacer reservación pues la espera por una mesa puede llegar a más de dos horas. El lugar, abierto desde 1947, es una cálida y muy bien decorada hostería de ambiente familiar, en la que el olor a orégano, rábanos y cerveza te abrirán el apetito. La carta ofrece una amplia variedad de pozoles. Pide la guarnición de mezcal para echarle unas cucharaditas al pozole verde estilo Guerrero. Tendrás una explosión de sabor mexicano.
Lo encontré en el oculto centro comercial Park Plaza en Santa Fe. Hay que tomar un elevador hacia el segundo sótano y entre boutiques exclusivas y restaurantes de tono excesivamente ejecutivo, Cascabel aparece como un elegante respiro y un homenaje al chile cascabel, dado el nombre por su forma redonda y el sonido que emiten las semillas en su interior cuando está seco.
El restaurante es una enajenación a primera vista, está dividido en dos áreas y conviene más tomar un lugar en la terraza techada, pues la vista a través de los cristales hacia los espacios verdes de la plaza y su decoración con mesas a manteles blancos es mejor remedio para relajarse que cualquier medicina. Del otro lado está la segunda parte del comedor, cuyo ambiente es menos luminoso y ofrece la posibilidad de sentirse al interior. En suma, me hizo sentir que había llegado ahí por ser una ocasión especial, cómodo y dispuesto a probar.
La chef Lula Martín del Campo, reconocida cocinera de técnicas mexicanas es quien le dio forma al breve menú; un importante acierto cuando te facilitan encontrar tu camino. Para comenzar está el coctel de la casa, una combinación fresca de mezcal con jamaica, frutos rojos y chile cascabel. En las entradas hay tlacoyos, picaditas, sopecitos y dobladitas, pero me fui por la opción fría con una tártara de cecina. La sirven marinada en limón, jugo de carne y salsa inglesa, desde el montaje se observa la cebolla y el chile verde picados medianamente; en boca, la sal bastante cuida
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Después del icónico restaurante español J by José Andrés, en el Hotel W necesitaban renovarse o morir. Por eso llega 25Dos a tratar de ocupar ese lugar con un concepto de comida mexicana contemporánea.
El chef Efraín Flores rescata y reinventa las recetas de casas mexicanas en esta nueva apuesta. Se encuentra en el primer piso con decoraciones sobrias y grandes ventanales, un espacio que también sirve como galería de arte, pues encontrarás cuadros y artesanías mexicanas que están a la venta.
En cocteles quería un camino al Mictlán ($180) y son shots de tres cócteles diferentes preparados con mezcal, tequila y tuxca, pero no lo tenían. Pedí en su lugar a lo alto del Teocalli ($180), mezcal, licor de chile ancho, jamaica, arándano, limón y chile cascabel; no estoy segura si la combinación de sabores funciona o si me tocó uno en el que predominaba el licor de chile ancho, porque el mesero fue el bartender y me lo preparó.
De los tacos de pescado tikin xic ($150) sentí la proteína sobrecocida, pero tenía buen sabor. El de lechón horneado ($75), me fascinó por la cocción de la carne y el cremoso de aguacate que aportó gran textura. Como tip, si pides tacos no tardes en comerlos porque las tortillas se rompen fácilmente. También pedí los esquites negros de la esquina, vienen con huitlacoche, limón, granos de maíz y una especie de mayonesa de epazote; es una forma de elevar los tradicionales equites.
Para el plato fuerte me recomendaron arroz negro ($290), lo sirven con huitlacoche,
No es común llegar a un lugar y tener contacto directo a primera estancia con el Chef, sin embargo, esta vez así fue ¡Gran comienzo!
Platillos que van en sintonía con la personalidad del chef (un sonriente Alejandro Cabral), amigables con la vista y el gusto, diversidad de texturas y sabores en conjunto con un lugar donde el minimalismo va de la mano.
Viendo de frente al lugar, se nota la división en dos pisos, planta baja con para el Wine Bar de Alba Cocina Local con selecciones como merlot, cabernet sauvignon, chardonnay y barbera de regiones como Argentina, España, México, Italia y Francia.
En la parte alta el restaurante están las mesas alineadas, copas brillosas, luces amenas y una carta en donde encuentras opciones complementadas con vegetales traídos del huerto de productores locales. Los meseros son muy atentos, así que no dudes en preguntar acerca de algo sino lo entiendes.
Lo primero que probé fue una de las especialidades: betabeles. Llegaron a la mesa con una interesante degradación de color entre fucsia y rosa, buen contraste con el amarillo del puré de plátano. Se sintió dulce pero con una propuesta agradable, ya que no hostigaba.
Seguí con una tostada de jaiba que me sorprendió en presentación: era un estilo de tostada inversa, de porción suficiente pero tuve que compartirla ya que percibí cierto amargor que me aturdió al paladar.
Finalicé con una deconstrucción de bavaresa, un lindo plato cóncavo con un pincelazo de merengue flameado acomp
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Don Lamberto González fundó este local hace 55 años. El viajero Lamberto buscó en diferentes entidades recetas regionales para trasladarlas en los tamales que ahora son codiciados en la San Rafael. Prueba los costeños, de elote estilo veracruzano y de chipilín.
Si no es el punto de venta tamalero más antiguo de la ciudad, por lo menos sí lo respalda más de medio siglo en la producción de tamales, recetas y técnicas tradicionales con un sabor absolutamente rompe dietas. Tiene un comedor de dos pisos, o bien, puedes comprar la cantidad que tú quieras para llevar. También hay atole de guayaba.
Este es un gran secreto de la zona sur de la CDMX. Los tacos son tan célebres que tres días de la semana es suficiente para tener un público fiel y agradecido. Los tacos rebosan de relleno, sobre todo el de adobo. Por si fuera poco, las salsas están en su picor exacto.
Aunque no tienen dirección precisa es fácil encontrarlos: el puesto con mayor aglomeración de gente sobre Calzada del Hueso, justo a un costado de Pericoapa y frente al supermercado.
No te quedes con las ganas y prueba todas las recomendaciones del top 5 de tacos de canasta.
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