A diferencia del ahora ya tan gastado j-horror, el redituable torture porn estadounidense, la sobrevalorada nouvelle horreur vague francesa o la propositiva pero intermitente camada nórdica, los nuevos realizadores latinoamericanos no sólo beben influencias del género y las adaptan a sus respectivos entornos, sino que se han distinguido por formar un grupo que en la mayoría de las ocasiones es más unido, colaborativo y preocupado por el trabajo del otro.
En Argentina se da un claro ejemplo de esto: "Si ves los créditos de nuestras películas notarás que siempre aparecerán los mismos nombres, pues nos involucramos para apoyar con lo que tengamos a la mano. Ninguno de nosotros cuenta con grandes presupuestos. El director de una película es actor secundario de alguien más, otro dona los muebles que usó para su cortometraje; así logramos estrenar en conjunto ", cuenta Gonzalo Quintana, quien, junto con su hermano Hernán, es el responsable de la delirante Making Off Sangriento (2012), en la que un asesino serial entra a un set de filmación para eliminar a directores pretenciosos, actrices engreídas y fotógrafos sin talento".
La muestra más reciente de las sinergias generadas en torno al cine de terror en América Latina es el ambicioso proyecto Alerta: Recuento de cadáveres (2013), película formada por ocho cortometrajes de algunos de los directores más interesantes de Chile, Argentina, México, Cuba, Brasil y España.
Su eslogan advierte que veremos una colección de crímenes brutales que estremecerán al mundo. No es el primer filme de su tipo, pero sí es de los pocos en el que los involucrados se mantienen en contacto para conocer los avances de sus colegas. Si todo sale según lo planeado, a finales del año podremos estar hablando de esta antología de terror. comenta con entusiasmo Aarón Soto, uno de los cortometrajistas mexicanos más respetados en el ámbito internacional y actual representante de México en Rue Morgue (rue-morgue.com), el emporio canadiense del fantaterror.
"La cultura de terror ha cruzado todas las barreras posibles. Por primera vez el mainstream tiene conciencia del mundo fantástico, finalmente se ha legitimado al cine de género. Sin duda, es el mejor momento para ser fan del cine de terror y también para ser un creador en Latinoamérica", comenta con entusiasmo Áaron Soto, uno de los cortometrajistas mexicanos más respetados en el ámbito internacional y actual representante de México en Rue Morgue, el emporio canadiense de fantaterror.