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Es el elemento más importante de su filmografía, ya que determina el accionar de los protagonistas, los giros argumentales y la naturaleza de sus historias. El mejor ejemplo es que Slacker, Dazed & Confused, Before Sunrise y Before Sunset transcurren en menos de 24 horas.
La nostalgia
Aparece en la ambientación de sus filmes, como en The Newton Boys y Me and Orson Welles. Ésta se debe analizar como un sentimiento característico de sus personajes. Linklater filma a personas empapadas de añoranza y dubitativas acerca de las decisiones que aún no han tomado.
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Los microuniversos
Aunque al inicio de su carrera Linklater se convirtió en un ícono de la Generación X y del coming-of-age (género cinematográfico que muestra la transformación de los personajes adolescentes a la madurez) al retratar las frustraciones juveniles de la primera mitad de los noventa, su cine se desarrolló hacia terrenos mucho más experimentales y concisos. En cada una de sus películas creó microuniversos audiovisuales y temáticos.
Los diálogos
Sus películas son sinónimos de monólogos existencialistas, analíticos y sentimentales. Desde su ópera prima, Slacker, en la que un grupo de jóvenes disertan sobre su vida y la sociedad, constatamos su habilidad para transmitir sus pensamientos en diálogos ágiles y memorables.
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Alabanza a los underdogs
En su universo no existen los héroes, antihéroes ni los clásicos arquetipos del cine moderno. Para él, los inadaptados son las personas elegidas para combatir el desasosiego y enfrentar la realidad del día a día. Lo suyo son los artistas frustrados, poetas, músicos y hasta Orson Welles.
Lee nuestra reseña
Boyhood es la película del año. Este proyecto, ambicioso, épico y realista, define al cine como partícipe del paso del tiempo y no como vehículo para atestiguar pequeños momentos. Durante 12 años, el director Richard Linklater confeccionó esta cinta trabajando con los mismos actores, y nosotros –desde nuestras butacas– los vemos crecer frente a nuestros ojos. Este experimento no es único (François Truffaut retrató la vida de un hombre durante dos décadas en su serial de Antoine Doinel), también existe el documental Up que trata sobre la vida de un grupo de personas británicas filmadas cada siete años. El resultado que presenta Linklater es mágico. Por fin vemos una película que nos coloca en el ahora. Cada escena es única en cierto espacio y tiempo. Cada momento parece ser una epifanía.Boyhood, en primera instancia, trata sobre la vida de Mason, desde que es un niño de seis años, hasta que ingresa a la universidad. Sin embargo, la cinta va más allá de un solo protagonista. El legado de Boyhood es la historia de la evolución de una familia y de la cultura pop del siglo XXI. Durante estos doce años Linklater creó un arco de madurez en los integrantes de una familia y la forma en que afrontan su día a día. En este mundo alejado de la ficción, los héroes no poseen superpoderes, pero sí el coraje necesario para salvaguardar a sus seres queridos. Allí vemos padres que dejan atrás sus sueños para darles un mejor futuro a sus hijos; adolescentes que piden consejos para curar un coraz
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