En cada nuevo proyecto, Damián Alcázar deja a un lado todos los anteriores premios que lo consagran como un experimentado actor. “Cada actuación es un desafío”, responde sobre su representación en La delgada línea amarilla, ópera prima del jalisciense Celso García.
En esta ocasión Damián interpreta a Toño, un hombre trabajador que durante 11 años fue velador en un deshuesadero, hasta que es reemplazado por un perro. Después de encontrarse con un viejo compañero de trabajo su vida da otro giro, ahora debe liderar a cuatro hombres y pintar junto con ellos la línea que divide los carriles de una carretera de más de 200km.
¿Qué es lo que te enamoró del guión de La delgada línea amarilla?
Me parecía importante hacer este trabajo. Es una película que habla de los trabajadores sin posibilidades… si a un hombre de 48 años se le dificulta encontrar un trabajo digno, ahora imagina a uno de 70 como Toño. Es un tema necesario de abordar.
Celso García dijo que ustedes tuvieron la libertad de adaptar los diálogos del guión, ¿qué le aportaste a Toño?
El guión de Celso es un muy buen texto; los contenidos eran muy atinados, todo estaba ahí. Las cosas que aporté surgen de la observación, de entender al personaje. Toño es un hombre solitario, pobre, endurecido y que no ha disfrutado de una vida digna. Es un perdedor acostumbrado a vivir en la reciedumbre y necesita un cambio.
¿Qué experiencia o enseñanza obtuviste al trabajar con un director que realizaba su primer largometraje?
Siempre aprendes en todos los proyectos. Celso tiene mucha frescura y sensibilidad, las dificultades que vivió durante el rodaje eran dignas de verse y respaldar. Cualquier buen proyecto te sigue enseñando cosas y tu trayectoria al final no importa, la dejas a un lado, porque esto tienes que vivirlo como algo nuevo.
Después de haber sido nominado tantas veces al Ariel y en ser el actor mexicano con más premios de la Academia Mexicana (con ocho estatuillas), ¿qué implica para ti estar nominado de nuevo? ¿cómo sientes que ha evolucionado tu carrera como actor desde Dos crímenes, La ley de Herodes o El infierno?
Que tus compañeros te elijan siempre habla bien de tu trabajo. Dice que está bien hecho y que conseguiste hacer sentir a la gente. Cada actuación es un desafío, hay que dejar la experiencia a un lado y hacerlo bien de nuevo, como el primero. El público es quien sabe si lo haces bien y uno sólo debe enfocarse en lo que sigue. La gente me quiere mucho, lo sé porque me ubica en la calle. Yo como actor soy el que menos tengo idea de qué ha pasado conmigo y mi carrera, cómo ésta ha evolucionado. Que te respalden los cineastas es una buena señal.
La delgada línea amarilla estrena el vie 1 de julio.