Allen es la quintaesencia del neoyorquino. A lo largo de los setenta, los ochenta y los noventa, convirtió su ciudad en un escenario de películas que redefinieron por completo la comedia en el cine, y él ocupaba un papel central en la mayoría de las veces, interpretando todas las variaciones posibles del paranoico, intelectual y romántico sin remedio. Pero en la última década ha preferido empacar las maletas e irse a filmar a Europa durante los veranos.
Hace un par de años, el éxito en taquilla de Midnight in Paris llegó a estar a la par de sus éxitos en los setenta, Annie Hall y Manhattan. Con Jazmín azul todo apunta a que se repetirá ese afortunado escenario. Regresa con una de esas inusuales historias ambientadas en Estados Unidos: una tragedia con toques de humor. Su mejor película en décadas.
Has pasado ocho de los últimos diez veranos haciendo películas fuera de tu país. ¿Las ciudades nuevas te dan energía e ideas frescas ahora que te acercas a los 80?
Me gusta porque le da a mi familia la oportunidad de disfrutar de unas vacaciones. Acabamos de regresar del sur de Francia, trabajé allí durante todo el verano. A mi esposa y a los niños les encantó. Es estimulante para mí, aunque también es limitante: no hay muchos lugares en los que quiera pasar tres meses. Hice cuatro películas en Londres porque es un gran lugar para trabajar, pero no me gustaría hacer una película en Damasco.
¿En qué lugar te gustaría vivir?
Si no pudiera vivir en Nueva York, probablemente viviría en París, después en Londres. Pero si tuviera que ser en algún lugar de Estados Unidos, probablemente viviría en San Francisco.
Jazmín azul está ambientada ahí. Hace una década, eso habría llamado la atención tratándose de alguien fuertemente identificado con Nueva York.
Sí, pero ¡San Francisco es la cara benevolente de la costa oeste! Es un lugar encantador y hermoso. No es como Los Ángeles, aunque ha mejorado. Tengo amigos ahí, pero es aburrido. En cambio, San Francisco es encantador e interesante. En la película, Jazmín necesitaba visitar a su hermana en algún lugar, y yo necesitaba una ciudad donde pudiera vivir a gusto durante algunos meses.
Vienes de una familia muy modesta de Brooklyn, pero tus películas son de gente rica e intelectuales, ¿a qué se debe eso?
Es el estilo de vida con el que estoy familiarizado. Conozco también a las clases bajas porque me crié en ellas, pero a los 19 me mudé a Manhattan. Empecé a salir con mujeres, me casé, tuve hijos. Durante décadas, la gente que conocí, y cuyas experiencias tengo presentes, han sido personas que crecieron en Manhattan, tuvieron una mejor educación y una mayor estabilidad financiera. Por lo general son de clase media, clase alta o incluso muy adinerados. Todos ellos me parecen interesantes, pues son divertidos y pueden ser tontos. El hecho de que tienen educación y dinero no los salva de hacer el ridículo o de tener vidas trágicas.
¿Cómo sabes cuando has hecho una buena película?
Lo sé en relación a mis estándares, pero eso no implica ninguna relación con la respuesta del público. Si tengo una idea cuando estoy en mi cuarto, y me encanta lo que escribo, y después hago una película, de vez en cuando pienso: "Esto es perfecto, hice exactamente lo que me propuse". Pero a veces eso no ocurre, puedo terminar una película y sólo pensar: "Oh, Dios mío, tenía una gran idea y mira lo que hice con ella". Por lo general te llevas una sorpresa desagradable cuando ves lo que has hecho. De vez en cuando, resulta ser lo que querías, luego al público puede gustarle o no.
¿Cuáles son tus favoritas?
The Purple Rose of Cairo es justo lo que quería. Bullets Over Brodway, Husbands and Wives y Midnight in Paris son exactamente lo que quería hacer. Son justo como las concebí en mi recámara, que es donde escribo. Siempre he trabajado en mi cuarto. Me despierto en la mañana, desayuno, hago ejercicio en la caminadora, llevo a los niños a la escuela, después regreso a mi cuarto, me acuesto en la cama y escribo.
¿Escribes rápido?
Sí, escribo muy rápido. Alguien me puede pedir que reescriba una escena y yo lo haría en cinco minutos. No soy un perfeccionista. No me obsesiono buscando la palabra correcta. Soy un escritor relajado, muy veloz.
Cate Blanchett está espectacular en su papel de mujer devastada en Jazmín azul. Es una tragedia con toques de humor. ¿Crees que eres mejor escribiendo papeles serios para mujeres que para hombres?
Es más cómodo para mí, no sé por qué. En mis inicios, sólo escribía para hombres y yo era el protagonista. La gente solía decirme que siempre escribía para un personaje masculino o desde un punto de vista masculino, lo cual resultaba limitante. Después, al vivir con Diane Keaton (actriz que aparece en ocho de sus películas y que fue su pareja en los setenta), llegué a conocerla bien. Ella tuvo una gran influencia en mí y fue muy impresionante. Gracias a eso tuve la oportunidad de escribir Annie Hall para ella. Ese fue el primer papel femenino realmente importante que escribí. Desde entonces, la mayor parte del tiempo escribo papeles para mujeres. Es algo que se dio de manera inconsciente y ahora, tienes razón, cuando el personaje es más serio y la historia es más compleja, me inclino hacia un punto de vista femenino.
¿Te resulta más fácil hacer humor sobre hombres?
Sí, mucho más fácil. Cuando estoy haciendo una comedia, la perspectiva masculina es más cómoda para mí. Supongo que es porque soy comediante y las historias se basan en mi propia experiencia.
¿Cómo es esto en tu vida cotidiana? ¿Prefieres la compañía de hombres o de mujeres?
Prefiero estar entre mujeres, y no lo digo en broma. Estoy rodeado de ellas. Mi productora es mi hermana, tengo dos hijas y me encuentro todo el tiempo en su compañía. No es que me sienta incómodo al estar entre hombres, pero con mujeres me siento más relajado. No debería ser así porque mi mamá era la más estricta y mi papá era el tipo más amoroso y encantador que me llevaba a ver partidos de béisbol. A pesar de eso, me inclino por la compañía de las mujeres. Es mi tendencia natural.
Por la cantidad de películas que haces, parece que nunca dejas de trabajar, ¿es así?
No trabajo duro en comparación con un taxista, un maestro o un policía. La gente piensa que debe ser extenuante hacer una película cada año. No lo es. Una vez que tienes el dinero y el guión, ¿cuánto tiempo puede tomar? No gran cosa. Me queda mucho tiempo para jugar con mis hijos, ir a ver partidos de basquetbol, ver películas, caminar y tocar con mi banda de jazz. Lo complicado es hacer buenas películas, esa es la parte difícil. Hacer películas no es difícil.