Tanto el logo como el nombre de este bar hacen referencia al jigger, la herramienta más usada por los bartenders para medir cerca de los 50 mililitros. Para entrar, tienes que atravesar el cuidado jardín y pasar por la fuente iluminada con antorchas.
Una vez adentro, la decoración de terciopelo en tonos profundos –como los de las piedras preciosas–, el bronce y la madera oscura te harán sentir envuelto en una atmósfera cálida y sofisticada. Encontré una impresionante barra de mármol, donde la estrella de la mixología, Mica Rousseau (Nikki Beach Los Cabos y Buddha Bar México), seduce con sus cocteles.
Del menú de tragos clásicos con una nueva interpretación pedí el inside manhattan, con bourbon, vermouth y Angostura; es una combinación infalible de sabores potentes que se renueva al ser servido en un vaso old fashioned. Adentro flota una esfera hueca de hielo que el barman rompe justo al momento de servir.
Su versión del ramos gin fizz también me gustó, pues es una aromática mezcla de gin, limón, clara de huevo, crema batida y agua de azahar, puesta al día con helado de vainilla y un toque de jarabe de violeta. Es una bebida retro, muy al estilo Nueva Orleans que, si no se prepara correctamente, puede resultar pesada y empalagosa: no fue el caso en Fifty Mils.
Si te da hambre tienen propuestas exóticas, como los churros de jaiba con aderezo de serrano, que sonaban más ricos de lo que resultaron (sabían poco a jaiba y más a masa de churro desabrida); y otras más acertadas, como la hamburguesa con mermelada de jitomate, o bien, la tlayuda de maíz quebrado con hamachi (atún), limón y salsa macha. No te vayas sin pedir el pastelito de chocolate amargo, te sentirás reconciliado con la humanidad.
El ambiente no suele ser de una fiesta contínua, sino que es tranquilo y perfecto para platicar. Para tirar la casa por la ventana ven cuando se presenten dj invitados, como Chelsea Leyland, una dj inglesa con residencia en Nueva York o Neon Rider, que han encendido la fiesta con los géneros disco, funk y house. Por cierto, es uno de los pocos bares que abren el domingo y el lunes: excelente argumento para venir en esos días desangelados.