Podría llevarse el premio al museo con la arquitectura más peculiar. La brillante y asimétrica fachada, formada por 16 mil hexágonos de aluminio, son sellos particulares del edificio diseñado por Fernando Romero. Sin embargo, deslumbra aún más entrar al recinto y toparte con El pensador, de Augusto Rodin, escultura que, junto con otras 6,200 obras, es parte de su colección permanente.
Y aunque recopila críticas por su curaduría y museografía, el acervo es impresionante y es de esos lugares para ir al menos una vez en la vida.