Colores brillantes, instalaciones que transportan a mundos galácticos y pinturas alucinantes son parte esencial de Obsesión infinita, la retrospectiva de la artista japonesa Yayoi Kusama. Los elementos estéticos de su obra han causado furor, sobre todo por los icónicos puntos de colores que invaden diferentes superficies.
Las largas filas afuera del museo demuestran la expectación que la muestra ha provocado en la ciudad. Ya sea por la peculiar historia de vida de Yayoi Kusama, o por las ansias de tener una selfie en alguna de las instalaciones, podríamos asegurar que es la exposición más taquillera del año.
Al entrar a la primera sala, te recibirá un video que narra cómo fue la llegada de Yayoi a Nueva York, ciudad a la que se mudó en la década de los sesenta y donde conoció a otros artistas relevantes de la corriente del pop art, como Andy Warhol, Donald Judd y Frank Stella. En las imágenes vemos a la artista ataviada con un kimono y paseando por La Gran Manzana.
En la sala contigua se exhiben algunas de las pinturas que la artista realizó en los años cincuenta, cuando todavía vivía en Japón. Aquí podemos notar algunos de los temas principales de su obra: el origen de la vida (algunos cuadros emulan la figura de las células o galaxias), su predilección por realizar patrones repetitivos y las famosas redes infinitas. En los cuadros observarás fiiguras semiabstractas y el uso de diferentes materiales, como papel, pintura y la antigua técnica oriental del nihonga.
Una de las piezas que llama especialmente la atención de los visitantes consiste en un montón de zapatillas intervenidas, la cual forma parte de las series de esculturas blandas que Kusama denominó Accumulations (Acumulaciones). La artista usa elementos cotidianos de uso femenino, como zapatos o bolsos, para descontextualizarlos y cubrirlos de elementos rellenos de tela en forma de falos. Plasma con eso el miedo y las obsesiones psicológicas que la atormentaron desde niña.
En la retrospectiva se podrá observar la primera instalación que realizó Kusama: Aggregation: One Thousand Boats Show (Conglomerado: Espectáculo de mil botes, 1963). Consiste en un bote de remo cubierto por incrustaciones fálicas, rodeado de 999 fotografías idénticas.
La otra parte del recorrido incluye los cuartos de luces. En ellos, la artista utiliza espejos para provocar el efecto de repetición infinita de una imagen, además de colocar su insignia: los puntos de colores. En Infinity Mirror Room (2011), los puntos son luces LED que cambian de color cada determinado tiempo. Kusama piensa en las pecas como una unidad básica de la vida, ve al sol, la luna, las estrellas y hasta a los seres humanos como lunares que forman parte del universo y que sólo pueden existir acompañados de otros.
Una de las piezas que exige interacción con los visitantes es Obliteration Room. Aquí Kusama explota al máximo el concepto de obliteración, que se refiere al proceso de autoborramiento. Lo que hace con la saturación de puntos es borrar o diluir un espacio, que a la vista de todos puede parecer cotidiano, pero que a ella le provoca incomodidad. Su obsesión por llenar de lunares ambientes cotidianos es una forma de destruir sus miedos. En este caso, la instalación es un cuarto que emula una casa común y corriente, pero pintada totalmente de blanco. A la entrada de la sala entregan una planilla de stickers con círculos de diferentes tamaños y colores que tendrás que pegar a lo largo y ancho de la habitación.