¿Sabías que en medio del Periférico existe un laboratorio de arte contemporáneo? ¿o que en la zona del Viaducto-Tlalpan se desarrolla un campo de siembra y cosecha de maíz? Todo esto se debe a la iniciativa del Patronato de la Ruta de la Amistad, que busca romper con el paisaje cotidiano del corredor vial a través de la reubicación y restauración de las 22 esculturas que la componen.
Este paisaje escultórico, concebido por Mathias Goeritz en 1968, permaneció abandonado durante 25 años, lo que provocó su ingreso a la lista de "monumentos en peligro de extinción", elaborada por el organismo internacional World Monuments Fund (WMF).
"El gobierno no quería arreglar las esculturas, fue entonces cuando recurrimos al WMF y las embajadas se sumaron. Más tarde logramos que el Fonca invirtiera 60 millones de pesos para la restauración", nos cuenta Luis Javier de la Torre, director del patronato y responsable de la programación de las actividades culturales.
La reubicación del primer grupo de esculturas en el trébol de Periférico Sur e Insurgentes ha permitido el rescate ecológico de la zona, pues se han recuperado los mantos rocosos del Pedregal así como su flora y su fauna: hoy es posible admirar colibríes, ardillas y orquídeas en las piedras volcánicas que rodean a la pieza Hombre de paz, creada por el escultor Costantino Nivola para representar a Italia.
La segunda sección se ubica en el trébol de Viaducto-Tlalpan, zona húmeda que permitirá la creación de 16 jardines botánicos con los que se planea recolectar y reusar el agua pluvial en beneficio de la ciudad. Además, en este perímetro están los sembradíos diseñados específicamente para el DF, con los que se abren nuevos horizontes para la arquitectura y el uso del espacio público.