El ensayista Maurice Maeterlinco dijo: “El pasado siempre está presente”. Esta frase hace eco en la exposición Pretérito imperfecto, una muestra fotográfica que conjunta los ensayos autobiográficos de tres artistas como una reflexión en torno al pasado, a partir del presente.
Songlines, de Annick Donkers, es una serie que recibe el nombre como alusión a los aborígenes australianos que utilizan el canto para cartografiar sus tierras y darles vida.
“Hice mis propias líneas en un intento por recordar el pasado y reconstruir mi propia identidad y la de mi país”, comenta.
Elizabeth Andriópulos presenta Desiertos, un ensayo hecho por autorretratos en los que se disfrazada de sus tías fallecidas, o bien, donde fotografía objetos, como una maleta o un espejo, en el desierto.
“Dicen que no importa cuántos años tengas: la muerte de tu familia siempre te dejará en la orfandad. Y así es”, asegura.
Por su parte, Elizabeth Vick regresa a los paisajes de su infancia y crea un juego de tiempos recuerdos y amnesias.
“No estoy segura si pasó, pero así lo recuerdo. Sé que aquí estuve y caminé sobre este mismo suelo hace 20 años. Sé que aquí comenzó la historia. Ahora, no sé si en realidad me es familiar”, comenta.
La parte curatorial del proyecto es llevada a cabo por Ana Casas, artista visual y tutora de las fotógrafas durante el seminario de Fotografía Contemporánea 2007 y 2008, en el Centro de la Imagen.