El mundo que conocemos llegó a su fin. Sucumbió ante la Violencia. Fino, nuestro protagonista, huye y llega al Palomar, donde conoce a la Rusa y Blumenthal. Décadas después, decide desposar a la Rusa, pero antes debe volver a la ciudad –donde dejó todo y nada– para (des)enterrar su pasado. Una misión quizá inútil, pues no es lo mismo desaparecer que olvidar.
Así, llegará a un lugar donde ausencia y presencia son lo mismo, donde la nada y el vacío reclaman cualquier expresión de vida. La historia –que por momentos parece extraída de una pesadilla inducida por drogas– se equilibra entre lo posible y lo irreal, pero de forma tal que parece verosímil, incluso como una advertencia sobre el mundo en que vivimos.
David logra, a golpe de talento, crear una historia simple pero profunda, con personajes entrañables. Esta breve novela –poco más de 100 páginas– invita a la reflexión, a valorar lo que da sentido a lo humano y también como denuncia. Si conoces a David por sus artículos en revistas, este título podría sorprenderte. De buena manera, claro.
No tendrás rostro
David Miklos
Tusquets 2013