Todo buen mexicano conoce, o por lo menos debería conocer, la obra de los llamados “tres grandes” de la pintura y el muralismo del Siglo XX. Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros son piedra angular del desarrollo del arte pictórico en nuestro país y sus famosos murales han sido por décadas recordatorios de nuestra historia y símbolo de nuestro patriotismo.
Pero no todo en la historia de estos maestros son pinturas monumentales ni famosas piezas invaluables. Entre su vasta obra se encuentran pequeñas joyas que muy poca gente ha tenido el gusto de observar. Litografías, dibujos a lápiz, grabados en metal y acuarelas pequeñas son también una gran parte de la historia cultural mexicana del siglo pasado. Esto lo sabían don Álvar Carrillo Gil y su esposa doña Carmen al iniciar una colección de arte mexicano poco conocido.
Es impresionante entrar a un pequeño edificio de tres pisos, de una arquitectura moderna excelente y toparse con firmas mexicanas que se codean con las de maestros colosales en los mejores museos del mundo. La colección del MACG consta de mil 775 piezas, de las cuáles mil 417 pertenecieron a la familia Carrillo Gil hasta su donación al gobierno federal en 1974. Muchos otros autores se suman a los antes ya mencionados y contribuyen con otras obras que describen el día con día de la sociedad mexicana durante los últimos 200 años.
Para rematar, el museo ofrece diversas exposiciones temporales de artistas emergentes con el propósito de divulgar nuevas formas de ver el México contemporáneo. Sin duda el MACG es una pequeña joya invaluable, bien guardada en el corazón del sur de la Ciudad de México.