Esto más que un pub es una taberna. Hay sus matices. De entrada, que un pub está en las Islas Británicas y aquí estamos en el corazón de la Condesa. Eso sí, cuenta con una de las barras de whisky y de cervezas importadas más grande de la ciudad: botellas alemanas, belgas, canadienses, italianas, inglesas y varias marcas mexicanas de manufactura artesanal. Pero, a lo que venimos, o sea, a beber. O mejor dicho, a chelear.
Pide un tarro con cualquiera de las variedades de Weihenstephaner (casa bávara que con mil años de antigüedad presume de ser la fábrica de cerveza más antigua del mundo) o la Young's Double Chocolate (una stout que en su preparación tiene efectivamente chocolate, lo que suma profundidad a su sabor y aroma).
El trago de la casa solamente decepciona en el nombre que le pusieron: woko loco. Es un divertido shot flameado preparado con ajenjo, café, vodka y crema irlandesa. Quizá a la segunda ronda el nombre te parezca poético y encontratrás a toda la concurrencia hermosa. Ante todo, la apuesta es la calidad a precios accesibles. Que cerveza no, ¿whisky? La estrella es el Cragganmore, un escocés de una sola malta. Mientras bebes, mantienes contenta la barriga con las alitas woko, preparadas con salsa spicy y blue cheese, o bien las papas woko, las hamburguesas o los dedos de queso.
La onda aquí es venir los jueves al “campanazo”: una esperada promoción de 50% de descuento en algunas bebidas y alimentos a partir de las 6 pm.
Se escucha respetable rock, el ambiente no es pretencioso y, en general, dan ganas de regresar, o de seguirla sin salir del sitio.