A sabiendas de que la comida nunca es lo mismo fuera de un país, ésta es, actualmente, la mejor cocina venezolana en el DF. Hay varios platillos que harán que salgas con una sonrisa, como las empanadas de cazón, el pabellón (frijoles, arroz, plátanos machos, queso y carne mechada) y las arepas reina pepiada (con aguacate y pollo). La carta es bastante extensa y demostrativa de la gastronomía venezolana criolla y aunque los platillos son un poco más caros de lo que uno esperaría, el menú del día lo compensa todo. Éste incluye sopa, plato fuerte, agua y postre; todo por 55 pesitos. Por otro lado, para probar la gastronomía mantuana (de las clases altas desde la colonia), recomiendo el asado negro, un clásico caraqueño servido con lomo en salsa agridulce, zanahoria, arroz y plátano macho.
Los apurados meseros van como rayo por el restaurante para servir todo al instante, sacrificando detalles corteses pero nunca perdiendo la amabilidad. Lo que sí es necesario arreglar es que el lugar, decorado con pósters e imágenes de Venezuela, suele tener un aroma similar al de una pescadería a eso del mediodía. Ni hablar, al menos hay comida para llevar.