Tal vez el restaurante más choteado de la Santa María La Ribera, pero eso no quiere decir que no sea uno de los más deliciosos. Este templo está dedicado a la cocina rusa, que rompe el mito de que los rusos son fríos y entrega platillos caseros que nos han enamorado.
No le tengas miedo al betabel y pide una sopa borsch, que es lo más cercano a una visita a Rusia. Su dulzor se equilibra con lo agrio de su crema. Si te quedas con hambre, la sopa de albóndigas con papa y zanahoria no te hará extrañar la versión mexicana.
Tal vez, el atractivo —y el más famoso— son sus empanadas; de carne molida y hongos con queso, hasta hawaiiana y espinacas con queso (mi favorita), se volverán tu obsesión desde el primer bocado. No dudes en pedir una de crema de avellanas o la de manzana.
Los fines de semana es una buena idea llegar antes de las 2pm para alcanzar lugar. Hay que dejarse enamorar por los platillos, simplones, calientitos, casi rurales, así como prestarle atención al televisor que emite videos musicales de Rusia.
Tip: si compras 10 empanadas te regalan el refresco.