¿Es realmente la carne lo que hace a un taco? Cate de mi Corazón es la visita obligada para los incrédulos.
El localito evoca a la playa, no a propósito supongo, pero algunos elementos decorativos hechos con cuerda y el susurro de reggae de fondo dan la sensación de que al voltear al suelo habrá arena. Nada mejor para acompañar el mood que un vaso de agua fresca, melón con canela, por ejemplo, o bien una cerveza artesanal.
Las estrellas indiscutibles de la casa son el taco de mole rojo con flor de jamaica y el de tinga de zanahoria. A estas combinaciones ganadoras les sigue la cazuelita de papa con chorizo de soya y queso; el taco verde, de quelites con nopal y una porción de cremoso guacamole; y el de setas al guajolote con queso fundido.
Por otro lado, un platillo estrella tanto en el desayuno como en la comida son las mulatas: tortillas de maíz recién hechas rellenas de plátano macho horneado o queso oaxaca, bañadas en mole, crema y queso cotija. Difícil no leer esa oración sin terminar como el perro de Pavlov.
Los ingredientes, cultivados todos en Xochimilco, están a la venta en el Huerto de Cate, dentro del Mercado Roma. La garantía es que son 100% orgánicos, por lo que resultan verduras con sabor y aroma más profundos, con más propiedades vitamínicas. Por otro lado, las tortillas también podrían merecer su propia tienda. Su grosor, de unos 3mm, cumple con todos los requisitos científicos de maleabilidad que permite hincar el diente sin que se rompa ni se salga el relleno.
La sección de postres es un compendio de cursis oraciones que sorprenden en la sobremesa. El arrocito de mi corazón, la fusión del arroz con leche y las fresas con crema podrían curar cualquier depresión. Vegetariano o carnívoro, no hay que pensar mucho si esta agua pasa por tu casa.